Foto casera |
La primera vez que nos cruzamos en la escalera me resultó familiar. Ahora sé que fue su olor. Pero cuando tuve la sospecha de que algo ocurría a mí alrededor fue el día que al llegar a casa a las siete, como siempre, encontré la radio puesta y en una emisora que jamás escucho. Ese fue su primer fallo y mi primer indicio. El siguiente fue al echar mano de unas croquetas que estaba seguro me habían sobrado la noche anterior y encontrarme el plato vacío.
Si ahora intentara hacer una recapitulación o un inventario de sensaciones del último año en él debería incluir cosas como lo poco que me duraba el perfume, el desodorante, el azúcar, el champú. Sin olvidar lo que se había incrementado la factura del teléfono, de la luz, del gas. ¡Ay, el gas!, cómo no me di cuenta de que al llegar en pleno invierno el piso continuaba tan cálido. Y luego esa presencia en la escalera que nunca llegué a ubicar en ningún piso. ¡Imbécil de mí! En el hospital a una compañera le dije: creo que me estoy volviendo loco, las cosas me cambian de sitio continuamente en casa. O eso, o tengo espíritus. No seas tonto, me dijo, los espíritus no usan champú.
Pocos días después me lo encontré en el tercero, y fue de nuevo su olor lo que
me llamó la atención: olía exactamente igual que la colonia que me habían
regalado dos días antes. Llegué a casa, miré todo con detenimiento, y de pronto
comencé a verlo todo como una luz. ¡Aquel señor estaba viviendo en mi casa!
Estaba ocupando mi espacio, mis cosas. Estaba haciendo uso de mi vida cuándo yo
no estaba. Conocía mis entradas y salidas, mis horarios, mis costumbres. Todo.
Vacié el bote de colonia en el lavabo. Licué tres ajos, los mezclé con alcohol
y rellené el bote con ello. Al día siguiente, cuándo me lo crucé en el segundo
nos miramos a los ojos por primera vez un instante. Ninguno dijo nada, pero
desde entonces no he vuelto a verlo.
Relato finalista en el Concurs de Literatura Ràpida. Microcontes 2009, del Ajuntament de Sabadell. El concurso donde tienes 90 minutos para desarrollar un tema in situ. Aún faltarían dos más años para conseguir finalmente el primer premio con Puentes. Después, dejé de participar.
Relato finalista en el Concurs de Literatura Ràpida. Microcontes 2009, del Ajuntament de Sabadell. El concurso donde tienes 90 minutos para desarrollar un tema in situ. Aún faltarían dos más años para conseguir finalmente el primer premio con Puentes. Después, dejé de participar.
En todo el relato dejas indicios de tu manera de escribir, de tu manera de colocar al lector ante la trama, de soltarlo en la escalera a contemplar el cruce de realidades. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarSaludos
Hay una película que habla de algo así, pero diferente, Hierro 3. Esto va a pasar antes de que nos demos cuenta.
ResponderEliminarTal y como empiezas, con el olor, me hubiera gustado que hubieras terminado con "pero desde entonces no he vuelto a olerlo". Pero vamos, una tontería que se me ha ocurrido, porque está estupendo.
Besitos y felicitats
¿En noventa minutos? Me quito el sombrero.
ResponderEliminarUn abrazo asombrado.
Genial esencia de ajos. Y más teniendo en cuenta cómo se gestó y parió.
ResponderEliminarAbrazos con aroma a madreselva.
A mi me ha encantado, te diría que hasta han llegado a mi tres aromas muy diferenciados, el de las croquetas recalentadas en el microondas, el perfume recién regalado y por supuesto el ajo delator. Muy bueno.
ResponderEliminarMuy bueno , me ha gustado.
ResponderEliminarMiguel Angel Sanchez Salcedo
Muchas gracias, por vuestros comentarios. Los leo a medida que llegan, aunque conteste ahora.
ResponderEliminarUn abrazo.
PD. Ana, no estaría mal, la verdad. Y me ha dado que pensar.