sábado, 31 de diciembre de 2011

SIN ESTRENAR


A cada campanada, me voy agachando más y más. Hasta hacerme imperceptible. Desaparezco hacia adentro. Todos comen uvas. Algunos, con la risa, las esturrean. Divertidos, otros se atragantan. El jugo chorrea por las comisuras. Cuando suena la última todos brindan y se abrazan. Entre gritos de júbilo se desean un feliz año. Yo me miro las manos. Aún tengo las doce uvas en ellas, no podría tragar ni una. Sentado en el suelo, en este rincón casi oculto, siento abrirse el costurón del pecho. Y lloro porque tú este nuevo año ya no lo estrenarás.

Ésta fue mi propuesta para la última convocatoria de EURO-PA-LABRA. Última porque allí ya han llegado los recortes y nos han dejado sin ellos. Un abrazo desde aquí, Juan.
Y un deseo: que los recortes no nos impidan tener un feliz 2012 a todas y todos las/os recortables.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Volar la imaginación

Él dijo: no enciendas ahora la luz, que aquí volamos todos. Pero yo cerré bien la puerta de la cocina y sólo voló él.
A tío Leandro lo avisó mamá al notar el olor a gas. Yo no lo había visto desde el día que lo reconocí bajo la barba blanca, y no me trajo la bici que le pedí.

Ésta fue mi propuesta de micro "Anti-Navidad", participando así, por primera vez, en un concurso de la Internacional Microcuentista. Pinchando en la columna de la derecha, os llevará allí y podréis leer a los ganadores y demás seleccionados. Entre ellos muchos amigos. Felicidades de nuevo a todas y a todos.

sábado, 24 de diciembre de 2011

El juego de la luz

Hay unos niños que juegan a atrapar con las manos la luz que entra por una rendija. El reflejo, como una mariposa, se mueve sin parar, como si los retara. De pronto se detiene.
-La he cogido, aquí la tengo –grita uno de ellos agitando el puño.
-A ver, a ver –repiten todos.
-No, si la abro se me escapa. –contesta poniéndose muy serio.
-Pero tendrás que enseñarla porque si no, es como si fuera mentira.
-Ya, pero no lo es, es de verdad –dice sin moverse.
Todos observan su mano, su cara. Él no mira nada.
-Te estás poniendo blanco, y es porque mientes- se atreve a decir uno.
-No, no es por eso – responde con un hilo de voz.
A medida que él palidece, su voz se ha ido apagando, hasta dejar de oírse. De tan blanco, casi se trasluce. Se transparenta. La carne se disipa. Se vuelve claridad, y finalmente, destello. Todos observan el brillo quieto que antes era niño. Hay un desconcierto callado. Uno, dos, tres segundos vacíos. Y sin más, como salvajes, se lanzan a por él, que ahora es luz que se mueve. Iniciándose de nuevo el juego de atrapar.


Este micro ha resultado finalista en la categoría de castellano, junto a tres relatos geniales, en noviembre en el concurso que lleva a cabo mensualmente La Microbiblioteca de Barberà. Puedes clicar en el enlace de la derecha (soy torpón) para ver el resto de finalistas y ganadores, algunos de ellos amigos de aquí de casa. Jo, me ha hecho una ilusión bárbara (o Barberà, en este caso).
Fotografía del certamen

miércoles, 21 de diciembre de 2011

AÚN

Yo la abrazaré bien fuerte y me la llevaré conmigo hasta donde nadie me vea y corra el viento. Entonces voy a abrir los brazos para dejarla volar bien arriba. Tan alto que ya sólo la vea quien esté cerquita. Sé que la reconocerá porque me ayudó a hacerla. Y voy a sentir en mi mano, porque el cordel no pienso soltarlo, cuando la apriete contra su pecho. Y así será como si le dijera al oído lo que le he escrito en la cometa: “Mami, te quiero aún”.

Este es el dibujo que ha hecho Fernando Martínez (http://espiralesdetinta.blogspot.com/) para este relato que envié a ReC, y en el que la frase de incio, en negrita, era del propio Fernando, que había ganado la semana anterior. Clicando en él te lleva al blog que ha creado para la ocasión y donde hay otras propuestas de compañeros, con este principio, y con dibujos del mismo autor. De nuevo, gracias, company.

domingo, 18 de diciembre de 2011

De bien nacido...


Quiero dar las gracias a Xesc, de RESTOS DE UN NAUFRAGIO (http://naufragoenlared.blogspot.com/), que ha hecho un contrapunto (como él lo llama) con mi relato PARAISO.

Ha contado la historia desde otro punto de vista. Y lo ha hecho con una dulzura, con una maestría y un respeto impresionantes. Lo ha titulado Regreso al Paraíso. Y a mí me hizo soñar que era cierto lo que decía. Con lo que se cotizan hoy día los sueños. Podéis pasar y lo comprobáis. Además encontraréis dos contrapuntos más sobre dos relatos geniales de dos compañeros (Fernando y Xavier). El mismo blog os llevará a los trabajos que inspiraron los contrapuntos. Y veréis otros relatos hermosos escritos por Xesc.
Desde aquí te doy las gracias de nuevo por el tiempo dedicado (el tío se ha leído todo el blog de cabo a rabo), por regalarme ese ratito de ensoñación que la devolvió a mi lado por un instante. Y gracias, sobre todo Xesc, por tu generosidad que, como los sueños, también escasea en estos tiempo.

Un abrazo, compañero (de esos prolongados que te hacen sentir como en casa)

jueves, 15 de diciembre de 2011

Espíritu navideño

Mi madre está poseída por un espíritu, el de la Navidad. Yo sé que no está loca, es el espíritu que se le ha metido dentro. Él la obliga a hacer cosas que son de diciembre.
En esta casa vivimos una navidad perpetua, gritó mi padre. Perpetua quiere decir para siempre. Y no exageraba. Él se ha ido. Y también es perpetuo. Tenemos un árbol con adornos, que vamos podando para que quepa en el salón. Cantamos villancicos antiguos y cada día comemos turrón y mantecados. Antes mamá se empeñaba en que fuera con mis hermanos a pedir el aguinaldo, pero la gente ya se reía al llegar la primavera. Ahora ya no lo hacemos. Estamos en navidad siempre, pero con la puerta cerrada, nadie lo sabe. O casi nadie, porque hay días que vamos con ella y desea felices fiestas a todo el mundo. Aunque estemos en la playa. Y la gente nos mira. Mi madre no se da cuenta porque está poseída. Por lo visto, si estás poseída no te das cuenta si te miran mucho y hablan bajito de ti. La asistenta social la quiere llevar a una curandera para que le saque el espíritu de dentro, pero a mí me da mucha penita que la dejen sin ilusión. Y a nosotros, sin sus villancicos. Si lo pienso, me da por llorar. No sé, a lo mejor es que el espíritu ya me ha poseído a mí también.

Con este relatillo he participado en La otra Navidad, un concurso de La Esfera Cultural (www.programalaesfera.blogspot.com), a la que os invito a acercaros para disfrutar de todos los que han participado.

domingo, 11 de diciembre de 2011

PARAÍSO

Foto casera
Lavando ropa en la pila del patio, ella cantaba sus coplillas. Los vecinos se iban asomando. Yo veía en sus caras que se ponía aun más guapa cuando cantaba. Con el sol en lo alto, yo la remiraba salpicando el agua. El tiempo preñado de tiempo. Su delantal lleno de verano. Su voz refrescando el patio. Todo lleno de mi madre. Lo fue de niño y sé que, alguna vez, ése volverá a ser mi paraíso.

Éste patio ya no existe más que en mi cabeza.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Sueños de siesta

Foto casera
En las tardes que pasaba en aquella galería que daba a aquel patio, tan frondoso que los veranos entraban desarmados, fui aprendiendo a saber qué quería. Aprendí que escapar de la ley como un forajido y vivir huyendo, era un millón de veces más emocionante que quedarse a esperar. Aprendí que la siesta es la mejor hora para cazar dragones y casarte con princesas. Aprendí a meter goles entre la lavadora y las escobas con una pelota hecha de periódicos, y ante miles de espectadores. Aprendí que mientras todos dormían la siesta, yo podía soñar en la galería. Y nadie me gritaba aquello de: “deja de jugar como una machorra, niña”.
En el mismo patio, en la ventana de enfrente.
A vosotras, DALIDI, que también, como Camilo Sesto, amasteis a escondidas.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Del patio al cielo

Foto propia
Cuando mamá me grita desde dentro que me asome por la ventana de la galería, tengo que hacerlo aunque esté jugando. Yo miro que el señor Andreu siga sentado en su silla de ruedas y se acabó. Sólo tengo que avisarla si no está, pero siempre está. Si alguien no lo mueve, él no puede hacer otra cosa, y está. El señor Andreu es un vecino que siempre me pregunta mi nombre. Mi madre dice que es porque se le olvida. A veces se le olvida hasta cinco veces seguidas.
Pero ahora ya nunca está. Dice mamá que se ha ido al cielo. Y que no piense más en ello. Pero yo sigo pensando cuando no me ve. Hoy he mirado y la silla sí que está, pero plegada. Yo nunca lo vi de pie, pero a lo mejor es que al cielo sólo se va andando.


Uno de los relatos que presenté este verano a un concurso en el que las historias debían transcurrir en un patio de manzana, en un patio de vecinos.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Ahora si que sí


Acabo de llegar de participar en el X Concurs de literatura ràpida, del AJUNTAMENT DE SABADELL. Es el sexto año consecutivo que me presento. En los cuatro primeros quedé finalista. Y en éste:
¡¡¡HE GANADO!!!

Lo juro. Ha sido..., ha sido..., yo estaba allí... claro, había ido... y estando... Como otras veces yo... Espera... El de al lado mío dice... no, el de al lado no... van diciendo los nombres, ¿no?... y entonces... cuando dicen... aplaudían... y yo...
He dejado pasar unas horas porque no me aclaraba de la emoción.
Empiezo de nuevo: He ido al concurso. El tema general era "Lo viajes interculturales", y éste lo sabíamos de antemano. Al llegar, por sorteo sale ya el concreto y definitivo, que ha sido "Explorar personas". Ya. Sí. Pues así ha sido: viajes, explora personas. Y entonces tienes 90 minutos para pensar, escribir, tachar, y pasar a limpio para que se entienda, lo que te dé de sí la cosa. Y así ha sido. Después de unas horas de deliberación, y una vez conocido el fallo del jurado, he tenido que releer mi relato en voz alta (se hace lo mismo que en Eurovisión. Y yo ahí, encontrándome al borde de la lipotimia total de mi persona, me he tenido que sentar un rato, para no hacer más el ridículo del permitido). Al releer PUENTES, que así se titula, digo, he expresado mi intención de no presentarme el próximo año. Y he oído suspiros de alivio (y hasta un intento de aplauso, me ha parecido). Ya lo dije la última vez que fui finalista, que cuando quedara primero, dejaba de presentarme al certamen, y así será.
En cuanto cuelguen el relato en su web, lo copio yo aquí. Ahora mismo no lo tengo. La única copia se la quedan ellos. Ya está. Ahora si que creo que lo he dicho todo. Y en un orden lógico.
Gracias por permitirme compartir esta alegría con todos/as vosotras/os.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Muerto pero mío

FUMIGACIÓN
Muerto pero mío otra vez, decía la Susi con sus ojos de china pegados a la jaula. Dentro yacía inerte el canario al que había bajado de la barra de la cortina a base de insecticida.

DE MÁS
Muerto pero mío también, dijo con un mohín, metiendo en el bolsillo del abrigo su mano de seis dedos.

REENCUENTRO
Muerto pero mío de nuevo. Y yo tuya para siempre. Ya verás qué felices vamos a ser a partir de ahora, amor mío. Vas a saber por fin lo que es sentirse en el paraíso. No te va a faltar de nada, créeme. Al principio te sentirás extraño, pero tú déjate llevar, es cuestión de tiempo. Y de eso ahora es lo que más tenemos. Fíjate, aquí todos los que ves estamos también muertos y ni lo notamos.

Estas fueron mis apuestas en ReC (Relatos en Cadena), esta semana pasada. En negrita, bla, bla, bla... Con el tercero sigo ahí, ahí, con el mismo tema...

sábado, 19 de noviembre de 2011

De luz

Foto casera
A mi madre le encantan las rancheras; y a mi padre, los boleros de Machín. Me gusta imaginarlos de jóvenes, como en una película antigua. Ella, rodeada de mariachis; él, con maracas en las manos. Cantando y hablando de amores para siempre. A veces, me emociono y me pongo a cantar con ellos cualquier cosa que se me ocurra. Lo hago a viva voz pero por dentro. No se me oye. Quien me mira sólo nota que sonrío y que los ojos me brillan. Entonces, me siento dichosa y vuelvo a ser niña. Pequeña. Pequeñita y alegre. Un bichito de luz sobre una pantalla en blanco y negro.
Para tí. Te lo debo. Felicidades. Ahora sí.

lunes, 14 de noviembre de 2011

FLORES

Foto propia
La vida casi nunca se delata, raras veces se la ve venir y cuando menos te lo esperas te sorprende con una de las suyas.
Después de quince años sin saber nada, sin que nadie supiera darme señales de ella; quince años que pasé primero buscando y esperando y luego intentando comprender sin dejar de esperar. ¡Quince!, y justo en ese momento me ofrecía claveles reventones en el semáforo donde estaba parado.
No dije nada, olvidé como se habla, la miré y ella no, desde su ofrecimiento rutinario no lo hizo. Estaba guapa, muy guapa, más de lo que el recuerdo la había embellecido con el tiempo. Se me hizo un nudo en la garganta, otro en el pecho y otro comenzaba a atarse entre las piernas. Me alejé con el coche sin tan siquiera decir no. Ella no miró, yo sí, todo el rato, y por el retrovisor al alejarme, y paré dos calles más arriba y la seguí mirando tan hermosa, con un delantal de tulipanes azules, cómo ofrecía, sin ver, claveles rojos. Azucena, balbuceaba yo, intentando comprender, sin hacer nada más. Allí plantado como un capullo, mirando y mirando sin entender. Bajé la radio, para oírme qué pensaba.
La busqué, todo el mundo sabe que la busqué, incluso cuando la dejé de buscar seguí haciéndolo. Y el día de mi boda también la esperé entre el bullicio; y en el entierro de su padre, pero no, no apareció. Tampoco lo hizo cuando se la requirió desde el juzgado para no sé qué trámite hereditario. Nunca supe de ella hasta ese momento en el que no acerté a reaccionar.
Decidí volver a pasar con el coche y así, quizá, con la euforia del reencuentro invitarla a comer y escuchar cuanto tuviera que contar. Pasé tres veces antes de que el semáforo decidiera coincidir conmigo. Ya parado a su altura, le busqué la mirada, pero no se dignó a mirarme, ni yo a hablarle; metiendo la primera pensé “no son horas de invitar a nadie a comer”. Eran las seis y media de la tarde.
Volví al mismo lugar de antes. Subí la radio, bajé del coche y la observé apoyado en él, ya sin disimulo. Empezó a sonar esa bachata de moda: Es por culpita de esa manía, que sigo yo atrapado… Ideé algunas excusas más para abordarla, que tampoco me convencieron. Ella miró hacia donde yo estaba en algún momento pero creo que no me veía; el sol ya estaba bajo y lo tenía a mi espalda; pero yo le sonreía por si acaso. …y van dejando su rastro, su aroma sobre tus sienes… Pasó más de una hora y la canción sonaba por tercera vez. En la calle casi no quedaban coches, ni a mí motivos para no ir a su encuentro. …dilo, di que no sabes volver y me vuelvo yo contigo... Imaginaba como la zarandearía cogiéndola por los hombros y, entre la lluvia de claveles rojos que escaparían de sus manos, reprocharle a voces los quince años pasados. …dejaste prendido en mi almohada el olor de tus cabellos… Otra opción, aunque igual de cinematográfica, sería abrazarla y llorar contra su pelo y dejarme resbalar hasta caer de rodillas cogido a su delantal. …que sin buscarlo sigues tú siendo, la dueña de mis sueños… Eso sí, al ser éste estampado de tulipanes, esta secuencia tendría un aire más centroeuropeo, más de cine de autor.
No logro saber qué ocurrió después, no lo recuerdo. No sé por qué escena me decanté finalmente. O si opté por la improvisación sin más. Sólo puedo decir que me acerqué a ella temblando, tiritando diría mejor, con un vértigo nuevo en el estomago; que sentí el olor a clavel, a tulipán, a azucena; que la agarré de un brazo y me miró; que la voz no me salió sola, que la tuve que empujar para decirle: vamos, ya va siendo hora de cenar.
No recuerdo nada más, de verdad, lo juro. Lo siguiente ha sido oír esta mañana el susurro somnoliento de mi mujer diciendo: anoche llegaste muy tarde y cuando me besabas, tu boca sabía a flores.


Este fue el relato ganador del mes de enero en el III Concurso Internacional de Relatos Radiofónicos EN DIAS COMO HOY de RNE

jueves, 10 de noviembre de 2011

Bienvenida

Y nada más existió hasta el próximo tren que silbó a lo lejos. Entonces, alguien dijo, es ese. Cogí mi vieja chaqueta rota, el casco de moto y un ramo de rosas robadas. No vayas a la estación, espérala en el cruce, dijo su abuelo. Todos me miraban. Es nuestro destino, dije, y partí. Me siguieron hasta la puerta. Supongo que sabrás reconocerla, dijeron a mi lado, han pasado muchos años del accidente. Claro que sí, contesté sonriendo, ha venido a traerme flores cada uno de noviembre.

Esta ha sido mi contribución esta semana a ReC (Relatos en cadena de la SER). En negrita, la frase de inicio.

Y esta es la versión definitiva y la que aparece en el libro:

El tren se oyó silbar a lo lejos. Entonces, alguien dijo, es ese. Tendrás que darte prisa, si quieres estar cuando llegue, añadió otro. Cogí mi vieja chaqueta rota, el casco de moto y un ramo de rosas robadas. No vayas a la estación, espérala en el cruce: allí será, aseguró su abuelo. Todos me miraban. Es nuestro destino, dije, lo sé, siempre lo supe. Y partí. Me siguieron hasta la puerta. Supongo que sabrás reconocerla, oí a mi lado,  han pasado muchos años del accidente.  Claro que sí, contesté sonriendo, ha venido a traerme flores cada uno de noviembre.

lunes, 7 de noviembre de 2011

CUERPOS


Damián después de bañarse está sentado en una silla, de perfil a la pared. En el baño sólo hay un candil encendido. Se corta las uñas de los pies. Sin prisas, despacio. Silencio chispeado de los ruiditos metálicos del cortaúñas. Gira la cara. Parece que niño y sombra se mirasen. Se observan como si se descubrieran por primera vez. Mantiene la mirada, y luego vuelven ambos a los pies. A partir de ese momento se observan una y otra vez después de cada uña, hasta que acaban con todos los dedos, con los veinte. Durante un rato, subyugado por la exactitud con que se mueven al unísono, Damián juega a mover las manos, a girarse de improviso, a ladear el cuerpo.
De pronto, la madre, a la que no se ve, lo llama. Tiene una voz peculiar, cansada, como a treinta y tres revoluciones, o como si abriera mucho la boca para hablar.
–Damián, es hora de dormir, ¿vienes hijo?
Damián alza la cabeza y responde con la misma entonación que sí, que ya va. Vuelven a mirarse niño y sombra. Se pone de pie y camina poco a poco, sin dejar de buscarse de soslayo.
La sombra se diluye donde no llega la luz. El niño deja de verse en lo oscuro. Desde lo negro se oye de nuevo a la madre, modulando cada palabra antes de dejarla salir flotando.
–Damián, ¿qué hacías hijo?
–Nada, mamá
–responde él.
Silencio a oscuras.
–¿Sabías, mamá, que entre la luz y nosotros hay cuerpos?
Sí, hijo, lo sé –contesta- . Pero nunca intentes hablar con ellos, se asustan con facilidad.

Con este relato, que un día fue escena teatral, participo en el 2º Certamen de Microcuento Fantástico FANTASTI'CS 2011. Para leerlo in situ, clica en el cartel.
Va por ti, Paly.

jueves, 3 de noviembre de 2011

TREN DE IDA


Estaba convencido de que ella bajaría antes, pero no lo hizo. Y cuando llegó mi estación, al mirarla, me miró y yo tampoco bajé. Ahora nos buscamos los ojos en cada parada, aguardando en vilo por si el otro al fin cede. Hace tanto tiempo que quedó atrás mi destino que los paisajes me son ajenos. Alguna vez esto acabará, lo sé. Ese día volveré a mi vida, la de a pie. Si es que me queda. Mientras tanto, ésta la voy consumiendo en este vagón donde sólo puedo vivir pendiente de la próxima estación.

Y éste es el que también llevé, pero que, por falta de tiempo, no leí. Como digo, ambos han sido colgados en el blog de Ginés: www.uneternoygracilbucle.es/gines/Gblog/ Y para mí ha sido como ser premiado o así.
Gracias, Ginés por tus enseñanzas y, ahora, por este detalle.

Como a una reina


Al subir por primera vez a su coche, él le preguntó si le molestaba el aire acondicionado y ella se conmovió hasta el puchero. Jamás su marido la trató tan bien.

Este es el relato que llevé, se leyó y comentó en el taller de microrrelato de la Biblioteca Esteve Paluzie, de Barberà. Fue impartido por el escritor Ginés S. Cutillas, el cual, además, ha tenido el detallazo de colgarlo en su blog: www.uneternoygracilbucle.es/gines/Gblog/

viernes, 28 de octubre de 2011

YO, CACA

Nací a las nueve y cuarto de la mañana porque el señor que paseaba a mi padre, un Golden Retriever precioso con premios y todo, abría su tienda a la diez de la mañana después de haber trasnochado. Así que no podía nacer más tarde, ni más temprano. De mi padre nunca más supe, allí me abandonó y, si te he olido, no me acuerdo.
Desde ese día mi vida ha transcurrido en la calle, prácticamente. Por eso, he visto de todo. He visto robos, atropellos, peleas, besos con lengua, bomberos… Hasta una manifestación que, para suerte mía, no fue muy numerosa y no tuvo que utilizar la acera. Yo, que no soy estúpida, siempre he notado cómo la gente me mira, cómo me evita. Siento sus desprecios y su falta de delicadeza, porque una tampoco es sorda. Ni de piedra, de momento. Ya quisiera yo, que sé que a más de una la exhiben en no sé qué museo paleontológico con cámaras de vigilancia, y hasta les ponen un guarda de seguridad y todo, y sólo porque se han hecho fósil, dicen; a saber.
Yo, la verdad, es que he sido siempre muy conformista, muy alegre; toda de Dios, que se dice. Pero desde lo del atropello todo son achaques. Hasta entonces tuve varios intentos, que quedaron en eso, sustos tremendos que te van mermando, porque tu integridad física se ve en peligro. Y claro, quieras que no, algo te tocan. Pero la vez que ocurrió, sí. Con ese pisotón se fue una parte de mí. Me dejó secuelas. O más bien, se las llevó. Con el accidente mi carácter cambió y mi diámetro también; se vio incrementado de quince a treinta y dos centímetros, el doble, y ahí sigo. Y no fue mayor porque el despistado era joven y supo mantener el equilibrio, sino igual ya no estaría aquí, o al menos no tanta. Lo mismo me tendría aun untada en el abrigo metida en una bolsa de plástico de supermercado, a la espera de que alguien nos llevara a la tintorería. Ay, sin duda, desde que me pisaron no soy la misma, ni física, ni emocionalmente, en serio.
Como veis, una vida de mierda, rastrera y efímera. Ahora sólo me queda esperar que, en el final de mis días, un buen barrendero me lleve. O una tormenta, de esas que arrasan con todo, me arrastre hasta donde buenamente pueda, y me desparrame sin tener que dar cuentas, ni ella ni yo. Porque no creo, la verdad, que un escarabajo pelotero, con lo que escasean por estos lares, pasara un día por aquí, me hiciera objeto de sus deseos y empujes y, amontonándome de nuevo, me llevara rodando a ver mundo.


Para que no se diga que siempre escribo triste. Aunque no sé si pensará lo mismo la protagonista de esta breve biografía.

martes, 25 de octubre de 2011

Beso ajeno

Mi primer beso en la boca fue en un tren que nos llevaba muy lejos. Y no lo di yo. Fue una chica con pelo larguísimo, pantalón acampanado, poncho de dos colores y una risa como de artista. Él, era normal.
Mi madre me chistaba para que dejara de mirarla, pero no podía parar de hacerlo mucho rato seguido. Al final me pidió que le ayudara a contar los postes de luz que veíamos pasar, como si fuera importantísimo para ella. Yo le avisé de que sólo sabía contar hasta cincuenta, pero me dormí mucho antes.

Este relato fue seleccionado en el IV Certamen de relatos breves RENFE, en mayo de 2010.

sábado, 22 de octubre de 2011

LOS LLANTOS

Ilustración de Juan Luis Lòpez
Dice la canción, “cuando llegaron los llantos, ya estabas muy dentro de mi corazón”. Y así fue. Llegaron y se instalaron contigo. Los llantos inundan mi casa. Y tengo que salir buceando por una ventana para no ahogarme sin que nadie lo sepa.
El corazón, que es como una de esas conchas con un cangrejo dentro, me lo voy a sacar del pecho. Voy a ponerlo al sol, para que se seque. Y cuando sea una caracola sin vida, sin ermitaño, ni carcelero dentro, lo devolveré a su sitio. Entonces, se escuchará el mar en lugar de los llantos. Lo juro.


Con este relato participo en el concurso de relatos de ICD (Institut Català de les Dones). Ánimo, hay tiempo de participar hasta el día 30.

jueves, 20 de octubre de 2011

Mesa compartida

Cuando la camarera me ha traído la cuenta, me he sorprendido. Me ha explicado que ha sumado también lo de mi madre, que se lo ha indicado antes de marcharse. Entonces me he acordado de la mujer entrañable, de pelo blanco y mirada astuta, que ha merendado junto a mí en esa cafetería abarrotada. No he puesto objeción, he pagado y he salido. Ya en la calle, he pensado que no ha sido caro. He pagado diecisiete euros por la ilusión de haber merendado otra vez con mi madre, cuando hace tanto que la perdí. Y eso no tiene precio.

Con este relato he participado en el concurso EURO-PA-LABRA del mes de octubre. Y ha sido colgado en su blog

martes, 18 de octubre de 2011

FEBRIL

Eso no pertenece a mi jurisdicción, le oí decir a través de la pared. Yo continuaba acostado por un catarro perruno. No quería salir, no necesitaba comer. Él, que era abogado, trabajaba en casa y su despacho estaba junto a mi cama. Está bien, haré lo que pueda, dijo, espero que el fiscal no sea muy impertinente. Yo era incapaz de comprender todo lo que decía. La fiebre seguía subiéndome sin parar. Me notaba arder como si me hubiera tumbado al sol tres días seguidos. Colgó. Se asomó al cuarto y encendió la bombilla. No habrá premio si no te levantas, me dijo. Para entonces me sentía como si me estuvieran haciendo una reforma por dentro. No podía moverme. Abrí los parpados. Para mí era imposible hablar. Así que, lo único que pude hacer, con mucho esfuerzo, fue soltar un débil guau, que casi no se entendió.

Un relato mío ha vuelto a ser seleccionado en el Concurso de Abogados, el del mes de septiembre, este. En negrita, las palabras obligadas.

sábado, 15 de octubre de 2011

Regreso

Foto propia
Oí su voz antes de llegar a verla. Cuando apareció casi no la reconozco. Habían pasado muchos años, y no la había vuelto a ver después de muerta.
Enviado, sin éxito, al concurso Pompas de Papel de este año.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Paso página

Foto propia
Ya he pasado página. Es mi primera primera página. Es como la primera vez que me afeité, o mi primer grano, mi primera acampada, mi primer amor, mi primer beso, mi primera… Ya nunca más habrá otra primera. Primera sólo hay una, la primera. El resto es segunda, tercera, cuarta y otras muchas que vienen después (y que ya se irán viendo a su debido tiempo. No me gusta avanzarme.). Lo cierto es que estas irán llevando más y más lejos a la primera. Como los recuerdos, que de los primeros ya ni me acuerdo. Hasta ahora no había nada más que una y estaba delante de todo, pero ya hay dos. La primera, en contra de lo que siempre ocurre en todo, sobre todo en las carreras, ha quedado detrás de la segunda. Mi INAUGURACIÓN, mi Transformaciones y mi Besos sin ruido han sido desplazados y están detrás. Ahora son “Entradas Antiguas”. Ya. Y me da una penita...
Voy a ver si pienso algo para traer, aunque sean únicamente sus títulos, a la segunda página, que ahora es esta, la primera. Algo se me ocurrirá. Mientras tanto, gracias de corazón y de cabeza a todas (que sois la mayoría) y a todos (que también somos buena gente).

martes, 11 de octubre de 2011

Brevedad

Nací la madrugada pasada, instigado por mi madre que daba empujones. Al amanecer, con el canto del gallo, vivía turbado la adolescencia. Fue la primera vez que me sentí solo, y contra todos. Conocí a la que compartiría conmigo el resto de su vida cuando el sol comenzaba a calentar. A mediodía presencié el parto de mi hijo y el entierro de mi padre, como si fuera una carrera de relevos de vida. Por la tarde fui feliz hasta la muerte de mi madre, la segunda vez que me sentí solo. Y ésta vez contra nadie. Poco después nació mi nieto, pero, por suerte, no hubo relevos. En el ocaso, con la luz, se fue mi mujer. Fue la tercera y última vez que la soledad vino a mí. Y ya no me ha abandonado. Con la noche cerrada he hecho recuento de todo lo que al final no hice.
Vivir es tan breve que ahora, que ya es casi media noche, aún siento el frío del acero que me cercenó el cordón umbilical.

A Laura (http://www.demispalabrasylasvuestras.blogspot.com/), por su pequeño gran detalle de la semana pasada.

domingo, 9 de octubre de 2011

RAROS

Cuando les conté que Julita tiene en su casa una percha con cara de payaso, un joyero musical con una bailarina dentro y una alfombra de piel de tigre, enmudecieron un momento y se miraron. Papá se puso nervioso y mamá se disparó. Me prohibieron volver a jugar con ella. Lloré. Y no dejé de hacerlo mientras ensayábamos el número del forzudo, la mujer bala y la niña de goma.

Yo en realidad apostaba más por este otro. Mira tú.

sábado, 8 de octubre de 2011

Tu única función

En este teatro nuestro, a ti siempre te tocó hacer de protagonista, de primera bailarina; a mí, de payaso, de bufón. Y ahora, que el telón ha caído, yo tan sólo habré de quitarme el maquillaje; tú, ni tan siquiera hallarás cómo bajar del escenario.
Relato que acaba de obtener la 2ª mención del jurado en el mes de septiembre de microficciones.ar.com. El micro debía ser inspirado por la imagen de arriba. (Jolín, voy a echar a la loteria).

jueves, 6 de octubre de 2011

DOS RUMBOS

Me llamo José Ramón y en la década de los sesenta fui miss España. Me callo el año para no dar más pistas. Actualmente soy parte de la junta directiva de una importantísima empresa indoeuropea, de la que tampoco voy a dar más datos. Y llevo bigote. Cualquiera que se fije en mí, nunca lo diría. Que fui miss, digo.

En la infancia, cuando jugaba con mis primas, yo siempre pedía ser la reina, o la princesa, o la protagonista: la más guapa, en cualquier caso. Algún día seré muy bella, sentencié un día iluminada. Y me miraron como si acabara de decir que caminaba por el techo a oscuras. Anda, soltó la mayor, con esa nariz y esa frente no vas ni a ser mona. Bueno, mona sí, corrigió la otra antes de mearse de risa. Toda la niñez la dediqué a prepararme para ello. Y lo conseguí. Ya sé que suena un poco a cuento de Andersen, pero es real.

Con mis primas, claro está, dejé de verme. Durante mi año de reinado fui a todas las inauguraciones, a todas las recepciones a las que era invitada como la más bella de ese año. Me harté de conceder entrevistas y responder a cosas repetidas, aburridas y sin sentido. Pero en una de ellas alguien me preguntó sobre lo que pensaba hacer con mi futuro. Estábamos en un programa de televisión muy de moda entonces. Hice una pausa y pensé hacia dentro, más que nunca en mi vida. Levante la cabeza, busqué mi cámara y contesté con aplomo: algún día me gustaría vivir cómodamente, sin tenerme que mirar al espejo a cada rato. Poder vivir sólo de mi cerebro.

Entre el público del plató alguien rió de forma estúpida, eran los años sesenta y por entonces se reía tontamente. Pero en ese momento había tomado la segunda decisión más importante de mi vida. Me quité la corona, que estaba obligada a llevar continuamente, y poniéndome en pie la estrellé contra un foco, haciéndola trizas. Me quité los zapatos que me estaban matando hacía tres lustros. Uno lo dejé sobre la mesa, el otro se lo lancé a la de la risa estúpida que justo dejó de sonreír en ese momento. Y salí andando lentamente ante el silencio desconcertado de todo el mundo. Luego, me hice gestor y me dejé bigote.

Este relato en su anterior vida se tituló PERSEVERANCIA.
Va por ti, Lola.

lunes, 3 de octubre de 2011

DEMASIADO TIEMPO

-¿Tú crees que en este Jardín Secreto hay ninfas, duendes y todo eso?
Dijo de forma inesperada desde el tronco donde estaba sentada. Yo, con los pies en el agua, dejé de mirar al firmamento abstraída, para mirarla a ella desconcertada. Por no inquietarla, le resté importancia volviendo a mirar el cielo.
-Claro que los hay, por todas partes –contesté-. Lo mismo que hay personas, ¿no es así?
Un tanto molesta, contestó:
-¿Por quién me tomas? De eso no hay duda. La humanidad es rotunda. Y siempre huele a peligro antes de que llegue.
Eso me tranquilizó. Ella, sin más, añadió:
- Bueno, por esta noche me retiro, estoy agotada.
Mientras la miraba ponerse en pie con dificultad, pensé que la eternidad era demasiado tiempo para cualquiera.
-Candelaria –le dije por último-, tu varita, que te la dejas entre las calas.


Entre los relatos que habían quedado fuera en el I CERTAMEN DE RELATO CORTO JARDINES SECRETOS 2011, han seleccionado ocho más para la edición que van a publicar en papel. Entre ellos, este. Jo, al corazón le he tenido que hacer una tila y acostarlo un rato.

Ave Feli

En la boda, la tía Feli estuvo llorando hasta que volvió del lavabo. De allí traía un brillo en la mirada, como de orgullo contenido, y una manchita roja en la pechera. Detrás llegaron los gritos, el escándalo y finalmente, la detención. Al novio, el colombiano al que meses atrás conoció la tía Feli aprendiendo a bailar la cumbia y que, para sorpresa de ella, acababa de casarse con esa sobrina a la que nunca veía, al pobre, se lo llevaron en el coche del padrino, junto con el pene conservado entre cubitos para el gintonic. La policía tuvo que pedir refuerzos para llevarse a la tía Feli: no sabían por donde coger ese revuelo de uñas, raso, escupitajos y palabrotas. Al día siguiente, le asignaron un abogado de oficio que, desde entonces, se le aparece en sueños vestido sólo con un birrete y dando golpes de martillo.

La primera vez que participé en el Concurso de Relatos sobre Abogados fue el julio pasado con este relato. No fue finalista. En negrita las palabras obligatorias del mes.

domingo, 2 de octubre de 2011

LA CIMA

Yo he visto algún dibujo de estos en un programa de sexología. Y anoche lo vi en la cama.
Subimos la cuesta cada uno por un lado. Y, aunque de vez en cuando nos miramos para coordinar nuestras alturas, a veces jugamos a darnos ventaja y otras a adelantarnos. Cuando llegamos a lo más alto y los dos vértices se superponen, te miro y me miras en un beso de cíclope, que diría Cortazar. Yo, ahora sí, resuelto a engullirte, empiezo por la boca, que te dejas comer. Pero antes de llevarlo a cabo, voy venciendo mis mandíbulas, mis dientes pierden fuerza, y desfallecen con un labio tuyo prendido entre ellos, a medio devorar. Y acabo dándote besitos sin ruido. Como si después de llegar hasta arriba, bajáramos la colina cogidos de la mano bajo el sol, sonriendo, igual que en una película cuyo título no recuerdo.


Este lo escribí hace unos años y ahora veo que lo de besar sin ruído ya venía de lejos.

sábado, 1 de octubre de 2011

Besos sin ruído

Tengo un jardín secreto al que llego corriendo cuando quiero. Está lleno de flores, que huelen como las madres, y de árboles altísimos, con rincones oscuros en los que me escondo. Un camino de piedras blancas me lleva hasta un palacio precioso. Ahí viven todas las princesas de los cuentos, los que me sé y los que no. Al lado hay un estanque de agua donde me miro. En él vive un cisne blanco. Grande y fuerte. Es una mamá cisne con un hijo pequeño, al que cuida y da besitos sin ruido, todo el tiempo.
Cuando oigo un portazo, abro los ojos y papá ya se ha ido. Yo busco a mamá y está en el suelo llorando, sin moverse. No digo nada y la abrazo mucho rato. Le limpio la carita con las manos. Y le voy dando, por los ojos y todo el cuerpo, besos y besos sin ruido.

Este relato, finalmente, en el I CERTAMEN DE RELATO CORTO JARDINES SECRETOS 2011, ha obtenido una MENCIÓN ESPECIAL del jurado.¡Toma ya!

viernes, 30 de septiembre de 2011

TRANSFORMACIONES

Desde el principio peiné sus pelucas, ordenaba su maquillaje, cosía lentejuelas; ya sabe, todo eso que hace la esposa de un transformista. Ya en la boda le hice un juramento: siempre estaré junto a ti; él, me cantó una de Betty Misiego. Estuvo graciosísimo ese día. Llegó a ponerse mi traje de novia y, ante los invitados, hizo el número donde Gilda se quita los guantes. Qué risa. Luego se transformó. Y fue la primera vez. Al día siguiente, de resaca, me pidió perdón. Yo sé que no era culpa suya. Quizá debí pedir socorro, abandonarlo, mientras pude. Pero mantuve mi promesa, su señoría, y me quedé a su lado, callando, como alma en pena. Me fui apagando, diluyendo, volviéndome umbría sin más. No miento, señor juez. Sé que cuesta de entender, pero no hay muertos ni desaparecidos en esta historia. Simplemente, ahora él soy yo, y ella, ahí la ve, mi sombra.

Relato finalista del mes de agosto en el III Concurso de Relatos sobre Abogados. En negrita, las palabras obligatorias del mes.

jueves, 29 de septiembre de 2011

INAUGURACIÓN

Nunca he celebrado mi santo. Quizá porque no creo en santidades ni beatificaciones. Sólo en ángeles, como el angelito del aparcamiento. Pero mi entorno se ha ido encargando de recordármelo cada año. Sobre todo, en la época que trabajé con abuelos. Entonces nunca me faltó mi botecito de agua de colonia, lo mismo de rosas que de limón, comprado en el todo a cien de la esquina (benditos días en los que olía a bar de alterne, a café teatro del Raval). Bien, pues mira tú que este año, si bien no lo celebro, lo voy a recordar para siempre. Hoy, veintinueve de septiembre, día de mi santo, doy por iniciado el blog. De celebrarlo, al apagar las velas, únicamente pediría un deseo: mantener siempre la misma ilusión con la que empiezo hoy. Ah, no, que lo de las velas es en los cumpleaños. ¿Ves?, si es que me falta la experiencia.
Bueno, pues sin soplar. Bienvenidas y bienvenidos a la inauguración de ETERNIDADES Y PEGOS. En la nevera hay cava. Pena, los canapés se agotaron hace rato (haber llegado antes).