Mi primer beso en la boca fue en un tren que nos llevaba muy
lejos. Y no lo di yo. Fue una chica con pelo larguísimo, pantalón acampanado,
poncho de dos colores y una risa como de artista. Él, era normal.
Mi madre me chistaba para que dejara de mirarla, pero no
podía parar de hacerlo mucho rato seguido. Al final me pidió que le ayudara a
contar los postes de luz que veíamos pasar, como si fuera importantísimo para
ella. Yo le avisé de que sólo sabía contar hasta cincuenta, pero me dormí mucho
antes.
Este relato fue seleccionado en el IV Certamen de relatos breves RENFE, en mayo de 2010.
Nuestro primeros besos los damos antes de que se unan nuestros labios con los de otra persona. Es muy tierno, buena selección del concurso. Esa madre obligando al niño a contar postes, no tiene desperdicio. Un saludo.
ResponderEliminarMuy bueno.
ResponderEliminarBuen inicio, buena escena y construcción de los personajes (tal y como dice Mar la madre es estupenda) y buen final.
Como crítica constructiva y humilde, creo que la primera frase podía ser todavía más directa eliminando "que nos llevaba muy lejos y sin punto"
Mi primer beso en la boca fue en un tren y no lo di yo.
Ya me dirás que opinas.
Felicidades por la selección del relato para el concurso. Sin duda merecido.
Buenas, y bueno.
ResponderEliminarMe gusta como haces que una escena sensible y carente de maldad tenga una fuerza brutal.
Nos vemos el jueves.
Qué bonito, qué bien viene leer un relato de vez en cuando. Gracias!
ResponderEliminarMe ha traido recuerdos; ya lo conocía y te di mi opinión en su día, pero me repito: Entrañable
ResponderEliminarAnónima
En realidad el niño no se durmió contando postes sino persiguiendo las subidas y bajadas del hilo que los conecta.... Muy bueno.
ResponderEliminarEnhorabuena! Escena colosal! Ternura, pudor, curiosidad ... una mezcla explosiva!! ;)
ResponderEliminarUna escena muy tierna en la que las miradas buscan desesperadamente el derecho a escapar de ese "muy lejos" que las espera. Pero las vías del tren no convergen...
ResponderEliminarAbrazos.
Gracias, Mar. Es cierto, el mío primero creo que fue en el cine. En las butacas de al lado, se comía una pareja.
ResponderEliminarFernando, pero es que entonces ya disipas la duda en la primera frase. Prefería dar a entender que viajaba con la besada, o el besado, para luego desvelar que yo no lo protagonizaba. No sé, reléetelo ahora con esta intención que te digo.
ResponderEliminarGracias, por tus comentarios, Fernando.
Gracias, hermana Brontë (hum, parece que hable con una monja). Es que la sensibilidad puede ser brutal y viceversa, no te parece?
ResponderEliminarGracias por tu visita y tu comentario. Y por supuesto, el jueves al tajo.
Delia, tu visita era, para mí, de las más esperadas. No te miento. Aprendí mucho de ti en tan corto tiempo. Y a tu "Mujer plegable" sigo llevándola entre ceja y ceja.
ResponderEliminarEspero seguir viéndote por mi casa, Delia, y si no, yo iré a al tuya.
A ti te ha pasado también, verdad Montse? Sabes de que hablo. De ese dejarte llevar por no quererte ir.
ResponderEliminarGracias, Montse.
Buf, tú lo has dicho. A esas tres cosas añádeles un poco de cava y unas velas encendidas y... Bomba, bomba pero de las que no matan (o según cómo se mire).
ResponderEliminarGracias, de nuevo, Mónica.
Qué bien lo dices, Susana. No convergen nunca, aunque mires a los lejos y parezca que sí. Luego te acercas, y no.
ResponderEliminarGracias, Susana, por venir.
Pd. Antes de llegar aquí, ya pasé por tu casa.
Anónima. Estaba haciendo la pizza y me has venido como un destello. He pensado: que me he saltado a la Anónima como si no fuera nadie. Ay, ay, ay. Si además, ya te dije en su día, que casi, casi, la del beso era un calco tuyo. Y no es que te andaras besando por los vagones. Tú me entiendes, verdad, An?
ResponderEliminarUn beso. Bueno, dos (por el descuido).
Lo he vuelto a leer, y ya he entendido porque la has construído así. En todo caso felicidades. El certamen en cuestión no es cualquier cosa, y haber sido seleccionado por el jurado de este premio tuvo que ser una pasada.
ResponderEliminarDe todas formas, como casi todo, Fernando, habría numerosas formas de hacerlo y de verlo. Pero me encanta tu observación, porque me hizo replanteármelo.
ResponderEliminarPara la próxima edición estate atento. Intentaré avisar si me entero.
Un abrazo, Fernando.
Hermosa entrada. Me trajo muchos recuerdos...
ResponderEliminarcuando quieras, visitá mi blog:
http://my-fuck-ing-life.blogspot.com/
Veo al niño, a la chica, a la madre. Veo los postes y el sol entrando por las ventanas del tren. Gracias por la historia tan dulce y tan casa.
ResponderEliminarMaría José.
Gracias, Beelu, y bienvenida al blog. Antes de irme a dormir me paso por tu blog.
ResponderEliminarMaria, qué lindo cómo lo dices. Dan ganas de escribir todo el rato. Ailoviu.