domingo, 20 de enero de 2013

LA CIMA


Yo había visto algún dibujo de estos en un programa de sexología. Y anoche lo vi personificarse sobre la cama.
Subimos la cuesta cada uno por un lado. Y, aunque de vez en cuando nos miramos para coordinar nuestras alturas, a veces jugamos a darnos ventaja y otras, a adelantarnos. Cuando al llegar a lo más alto, los dos vértices se superponen, te miro y me miras en un beso de cíclope, que diría Cortázar. Yo, ahora sí, resuelto a engullirte, empiezo por la boca, que te dejas comer. Pero antes de llevarlo a cabo por entero, voy venciendo mis mandíbulas, mis dientes pierden fuerza, y desfallecen con un labio tuyo prendido entre ellos, a medio devorar. Y acabo dándote besitos sin ruido. Como si después de llegar hasta arriba, bajáramos la colina cogidos de la mano bajo el sol, sonriendo, igual que en una película cuyo título no recuerdo.

Relato Seleccionado para aparecer en el libro RELATOS PARA MALALA, antología de micros del I Concurso de relatos Cortos sobre igualdad entre mujeres y hombres (ACEN). Este micro ya lo publiqué el año pasado, casi recién estrenado el blog, por tanto, casi nadie lo vio. Le lavé la cara, lo peiné con raya y lo envié al concurso; pues en este NO era imprescindible que fuera inédito. 

domingo, 13 de enero de 2013

LA SALIDA


Te sales, Inmaculada, me preguntaba cada día desde la puerta. Y yo, por temor, porque estaba segura de que a papá no le haría ninguna gracia que lo hiciera, me resistía a salir. Pero aquella noche que había vuelto a ser una locura, y que me quedé más sin ella que de costumbre, al preguntármelo, sin pensarlo un instante, tomando impulso, me salí. Y juntas de la mano, miramos desde arriba por última vez mi cuerpo inerte sobre la cama.

Relato finalista en el mes de diciembre en el II Concurso de Microrrelatos de LA MICROBIBLIOTECA. Lo ha sido junto a otros tres de Francisco M. Marcos, Ernesto Ortega y Rubén Rojas. En la categoría en Català, Josep Casals. Mi enhorabuena desde aquí a los cuatro. Mi contentura, desorbitada, como siempre estos casos.

domingo, 6 de enero de 2013

Ni chico ni grande


Cuando llegó la Nochebuena, la abuela llevaba varias semanas muerta, pero no lo sabía. Nadie se atrevía a decírselo. La familia lloraba a escondidas para evitarle un disgusto. A los niños no se lo expliquéis tampoco, que no se traumaticen, dijo mi cuñada, que había hecho secretariado. La abuela seguía el compás de los villancicos con los nudillos, lo mismo que si estuviera viva, mientras tomaba anís en una copa con forma de campanita al revés.
En medio de un “Ay del chirriquitín, chiquirriquitín”, apareció el abuelo, con su sombrero, en la puerta de la cocina. Ella chilló como se chilla al ver a un muerto. Todos guardaron silencio. Menos los pequeños, que seguían jugando a ser prisioneros bajo la mesa. Cuando se dio cuenta de que nadie más se había asustado, dejó de gritar. Se fue calmando hasta quedar callada y pensativa. Entonces, se levantó, cogió un último pestiño y, agarrándose del brazo del abuelo, echaron a andar lo mismo que cuando iban a la feria. Desaparecieron por la misma puerta de la cocina. Miré bajo el mantel y los más chicos se habían ido durmiendo, aún presos, sin sospechar que la abuela había muerto del todo.

Esta fue mi aportación al concurso de EntC del mes de diciembre, en el que el tema era "Aquella Navidad de niño". Y he de decir que ¡¡HA SIDO SELECCIONADO!!! 
Este es el cuarto relato que lo es en esta 2ª Edición que hoy finaliza. Muchas gracias al jurado en pleno. Y bien, querría decir que participando, lo mismo que hago en la Internacional Microcuentista, en La Esfera, ACEN, Pompas de Papel, Museo de la palabra y otros muchos concursos donde no he sido tenido en cuenta ni de lejos; participando digo, he puesto todo el empeño en hacerlo lo mejor que sé, porque es la única manera de que me parezca estar jugando con todos los medios a mi alcance (independientemente del resultado). Y que, por tanto, disfrute de lo que en definitiva hago, que es escribir.