domingo, 10 de agosto de 2014

PENA VECINA


Según la madre, la última vez que vio a la niña eran las siete de la tarde, hora en la que la envió a buscar los huevos del corral y ya no volvió. Desesperada lloraba maldiciéndose una y otra vez.
Los llamados a concejo guardaban silencio en torno a ella. Tras cada bocanada de palabras de la desdichada, había un ligero corrimiento de miradas y suspiros entre los asistentes. Las vecinas la iban abrazando, lloraban con ella y le hacían caricias por turnos. Alguien le trajo un poco de caldo caliente del que bebía cuando le apremiaban a hacerlo.
Cuando pareció más calmada, el regidor se puso en pie, carraspeó y propuso que, como era tarde y la noche estaba oscura, mejor iniciar la búsqueda por la mañana. Todo el mundo estuvo de acuerdo. En eso y en que Honorada, que también era viuda, se quedara a pasar la noche con ella. Así, después de que, uno a uno, le fueran dejando cerca alguna palabra de consuelo, se retiraron.
Siempre era parecido tras ser convocados a campana tañida por este motivo. Casi idéntica escena desde aquella primera vez, cuatro años atrás, en la que la niña realmente desapareció.

Relato con el que participé en el III Concurso de Microrrelatos Leonardo Barriada. Certamen organizado por la Asociación Félix de Martino de Soto de Sajambre (León), y en el que el tema de este año era EL CONCEJO. Entre los finalistas hubo unos cuantos amigos con muy buenas propuestas.

2 comentarios:

  1. me ha sorprendido el final. Era una buena propuesta el tuyo. A la próxima tendremos más suerte.
    Un abrazo grande

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  2. Una de realismo mágico para un pueblito de León. Me gustó.
    Felicidades

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