Cuando el tren salió del túnel, habían pasado muchos años. La
gente no pareció apreciarlo, pero él sí. Miraba a su alrededor extrañado, el
mundo había cambiado. No quiso asustarse. No era su estilo. Cerró los ojos para
reabrirlos a conciencia de dentro a fuera. Pero todo seguía igual. La chica de
larga melena, frente a la que se sentó al llegar, continuaba convertida en una
hermosa señora madura y arreglada.
Lamentó no haber disfrutado más de estar junto a la ventanilla
cuando, a punto de entrar en otro túnel, comprendió que él, probablemente, ya
no vería la salida.
Con este micro participé en la pasada edición el IV Certamen de Relatos Breves, de Renfe.
Qué rápido se va el tiempo, cada día más.
ResponderEliminarUn abrazo enorme!!!!!
Me gusta mucho Migue Ángel, esa metáfora de túnel y vida, con algún momento de lucidez que pasa volando. Muy bueno.
ResponderEliminarAbrazos
Muy buena metáfora Miguelánguel. El paso del tiempo me fascina y me ha gustado mucho esta forma tuya de contarlo.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Así es, Juanlu, antes de darnos cuenta ya es pasado mañana...
EliminarDespués de cada túnel es duro darse cuenta del paso del tiempo, Arte Pun.
Gracias, Rosa. Por qué será que cuanto más pasa más nos preocupa...?
Tres abrazos sin prisas.
Has narrado el paso del tiempo de una manera tan convincente que ahora mismo voy a seguir viviendo, pero de verdad.
ResponderEliminarBesos de gofio
El tren, vida que te lleva sobre raíles, rápido, rápido. Y cuando ya ves llegar el final te lamentas de lo poco que disfrutaste del viaje.
ResponderEliminarMe gustó mucho.
Doble de besos.
Está muy bien, señor flores.... porque en clave de metáfora, explicas el devenir de la rutina. Un día te das cuenta de cómo se ha escapado entre los dedos.
ResponderEliminarMe alegro de pasar por aquí.
A ver si encuentro más descansitos para visitar a tantos amigos microblogueros desatendidos.
Un abrazo.
El mensaje anterior era yo... :-)
EliminarEs que el secreto está en no dejar de vivir mientras vivas, Gloria.
EliminarEso es, Lola, procurar no tener que lamentarte de haber perdido la oportunidad de disfrutar.
Pues sí, Fernando, saca tiempo para las cosas que hacen feliz, que ya ves lo que pasa.
Abrazos con tiempo.
La vida se nos escapa mientras nos miramos el ombligo...
ResponderEliminarMe ha gustado tu cuento. Todo se remite a lo que sucede entre uno y otro túnel.
Un abrazo.
Me ha gustado tu micro, lo cierto es que cuando miramos atrás sentimos lo rápido que pasa todo.
ResponderEliminarYo también participé en ese concurso, buscaré el micro y lo cuelgo.
Saludos.
Qué rápido pasa el tiempo. Me ha impactado tu manera de hacérnoslo llegar. La vida en un transcurrir entre túneles. "Lamentó no haber disfrutado más..." siempre nos pasa lo mismo, siempre nos acordamos demasiado tarde de vivir la vida.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho este micro, Miguelángel (igual me estoy volviendo demasiado blanda:-)
Un besazooo
Claro, Sara, y con la de ombligos que corren por el mundo...
EliminarA ver si lo cuelgas, Yolanda. Hoy estuve en tu casa y no aún no está.
Creo que blandos somos siempre, solo que llevamos tanta cascara siempre encima que ni sabemos lo tiernos que somos. La mayoría.
Un abrazo para cada una, antes de que se acaben.
El tiempo pasa así sin darse uno cuenta...
ResponderEliminarBuena metáfora.
Buenísimo, Miguel. Buenísimo.
ResponderEliminarUna joya, Don Miguelángel.
ResponderEliminarEste micro hunde su cimientos en un tema universal y se construye -con una selección excelente de la prosa, una respiración narrativa ajustada, un control claro del desarrollo dramático- para hacernos ver cómo es el viaje de la vida.
Me parece un gran trabajo.
Un abrazo,
Lo malo, Mei, es que aunque te des cuenta también pasa el mamón...
EliminarGracias, Lucas. Es un placer siempre verte por aquí.
Pedro, me dejas siempre boquiabierto. Por qué no te haces crítico?
Abrazos, cuatro (mejor que sobren)
Buen micro, me ha recordado esos túneles en los que cuando los cruzas todo el paisaje cambia y pareces estar en otro mundo.
ResponderEliminarUn saludo
Es importante hacer esta reflexión y darse cuenta a mitad del camino y no cuando ya es tarde. Aunque no es fácil cuando eres el único que lo nota. Buen relato y buen mensaje.
ResponderEliminarUn abrazo
Sí, una historia muy precisa. Me gustó mucho ese "no era su estilo".
ResponderEliminarAbrazos.
Es que es un poco así, Henry, uno abre los ojos más de la cuenta y se da cuenta de cómo ha cambiado todo.
EliminarMe dejas pensando, Nieves. Mira, ya he pensado. Lo mejor es que lo compartas!!
Sí, Agus, es un tío con mucha calma, y lo será hasta que muera de viejo.
Tres abrazos más, y van...
El tren de la vida va demasiado rápido. Será mejor que disfrutemos cada momento con intensidad para no arrepentirnos después.
ResponderEliminarGran micro, señor Flores.
Un abrazo.
Don Flores, en este ámbito del realismo mágico te mueves a la perfección. Recuerdo que los mejores relatos que he leído de ti, tenían esa pizca que he saboreado aquí.
ResponderEliminarUno sabe cuando entra a un túnel pero no cuando sale, ni menos cómo. Yo les temo.
Un buen micro.
Un abrazo, Don.
Te haces de rogar, pero cuando apareces ...¡zas!, nos dejas un túnel de vida y ausencia, en el que todos nos sentimos en la obligación de descubrirnos y dejarte un comentario. Porque tu metáfora de la vida es como un agujero negro en el que el tiempo vuela, y lo fantaseas a través de un túnel y una mujer, cuadrándolo a la perfección. Me gusta muchísimo, Miguel Angel.
ResponderEliminarUn abrazo admirado de esta que te admira.
Ahí está el secreto, MJ, ahí está.
EliminarPues, fíjate, Don Jarque, que no lo busco. No sé cómo es que a veces al sacarlos son así.
Laura, que gustito da leer tus comentarios. Me gusta que resaltes lo de la mujer. Eso demuestra que no es sólo un adorno en mi relato.
Un abrazo por cabeza, mejor, por cuerpo.
Muy bueno, me he deleitado leyendo. Enhorabuena, Miguel Angel! Abrazos.
ResponderEliminarFrancesc Barberá
Gracias, Francesc. Qué bueno que te deleites en estos momentos que estás arrasando allí por donde pasas. Que siga.
EliminarUn abrazo grande.
Pues me gusta, sobre todo la idea del tiempo detenido pero en movimiento, imperceptible.
ResponderEliminarMuchos abrazos
Detenido en movimiento, me deja pensando esa observación, Elena, y me parece una genialidad tuya.
EliminarUn abrazo.
Miguelángel, he buscado una dirección a la que escribirte, pero aquí no podido o sabido dar con ella. Resulta que, de regreso a casa en el tren, he comenzado a leer el libro que nos han entregado... y de pronto me encuentro con "El juego de la luz", que enviaste hace ya unos cuantos meses. ¿Has leído el que he mandado este mes a ETC? Me he quedado de piedra. Lo más curioso es que ni siquiera es un relato nuevo, sino que la primera versión data de hace 7 u 8 años, por lo que ni siquiera he podido inspirarme en el tuyo de modo subconsciente. En fin, que la cosa es casi paranormal. O que ser verdaderamente original, es bastante más difícil de lo que nos pueda parecer.
ResponderEliminarUn abrazo, me he alegrado mucho de conocerte.
Allí he estado, Joaquín y te he dejado el un comentario. Si te fijas, aquí a la izquierda hay un pequeño micro que se títula ETERNIDAD, que habla un poco de eso.
EliminarA mí también me gustó mucho el reencuentro.
Una abraçada, Joaquim.
He leído tu comentario allí... y "Eternidad" aquí. Este micro es, además de cierto, precioso: de esos pocos que sabes que ya nunca olvidarás, porque te han conmovido profundamente.
ResponderEliminarUn abrazo, y enhorabuena por ese primer aniversario.
Los tuneles como metáfora del paso del tiempo, me gusta y esa chica de larga melena que después ha madurado, sí dos buenas imágenes para recordarnos lo rápido que se nos va. Me gusta y mucho.
ResponderEliminarBesitos
Ya sé que siempre digo lo mismo, pero es que es precioso y me ha emocionado mucho, mucho, mucho.
ResponderEliminarGracias, Joaquín. Qué bien, que ahora sepas con conocimiento de causa, con quién hablas.
EliminarElysa, me alegro que captes lo que quise decir.
Paly..., que te quiero.
Abrazos. Muchos.