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Imagen de la red |
Le pedí que nos hiciera una foto en la cubierta, con el mar de
fondo. En ella, Marina aparece desencajada, con una sonrisa que no lo es y la
mirada hacia estribor. Yo miro al objetivo, con una felicidad que creía
desbordante, cuando en realidad se me iba por la borda. Era nuestro primer
crucero. Y el último. Hoy lo sé, Marina ya conocía antes de embarcar al que
casualmente pedí que nos tomara la instantánea. Y el casual a Marina, también.
Era yo el que no conocía a ninguno. Y en esa fotografía de nosotros dos, se le
ve también a él, justo en los ojos esquivos de ella.Relato con el que participo en Zenda, cuyo tema es #Historiasdeviajes
Como siempre, fabuloso. Mucha suerte.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Gracias, Nani.
Eliminar¿Tú también participas? Suerte, si es así.
Y un abrazo.
Miguel Ángel, una historia muy sutil y bien contada.
ResponderEliminarYo también participo en el concurso de Zenda, pero con un estilo un tanto distinto. Suerte.
https://elpedrete2.blogspot.com/2020/07/zenda-carretera-y-manta.html
Muchas gracias.
EliminarVoy a ver el tuyo.
Un abrazo.