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Foto casera |
Cuando ella entra al bosque por la derecha, él sale por la
izquierda. Ella, luciérnaga enamorada, lo busca entre los árboles con la
esperanza de verse brillar en sus ojos, de iluminarle la boca. Sueña con esa
escena, ella y él frente a frente, recortados contra la luna redonda y ante el
mundo. Pero jamás encuentra su mirada. Casi nunca se cruzan sus caminos; y si
lo hacen, él, príncipe del castillo dibujado majestuoso al fondo, dueño del
bosque entero, pretendiente de princesas y demás, ni tan siquiera repara en su existencia
secundaria. Por eso, ella, anhela a diario con desesperación el momento breve en
el que estando cerca, aun sin mirarla, él le da la mano para saludar al público
al bajarse el telón.
Con este micro participé también en Esta Noche Te Cuento allá por el mes de febrero, cuando el tema fue El Bosque. Mi seudónimo seguía siendo Argiope.
Un bello cuento de hadas que acune este fin de semana gélido en la Córdoba del coni sur.
ResponderEliminarGracias por la belleza, Miguel Ángel
No lo había leído. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarQué tierna escena final. Qué original enfoque del tema obligatorio.
A veces, en la realidad del día a día, algunas personas se hacen lejanas e inaccesibles aunque compartan el mismo "escenario".
Un beso, Miguelángel. Encantada de leerte.
Un micro de amor incondicional que -como debe ser- está lleno de ternura, Don Miguelángel.
ResponderEliminarUn abrazo,
Gracias, Patricia. Curioso, yo soy de la otra Córdoba, la mora.
EliminarClaro, en el mismo escenario están los protas, los secundarios y los que hacen de arbolito, Petra.
Aunque lo incondicional no siempre conlleva la ternura, Pedro.
Abrazos para tres.
Ya lo comenté en su momento, y me sigue pareciendo precioso y mereció ser premiado. Un beso.
ResponderEliminarMe gusta el castillo dibujado y la bajada de telón.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Don, y es que el amor en demasiadas ocasiones depende del azar y de una buena vista, y a veces, ni eso.
ResponderEliminarUn buen cuento el tuyo con su moraleja final y todo.
Un abrazo, Don.
Lo concursos son así, Antonia, pero me basta con que guste.
EliminarY de la Luna, qué me dices, Rosa?
Más que buena, la vista, o el vistazo ha de ser cercano, Don.
Tres abrazos, también como castillos de los que le gustan a Rosa.
Llevaba días sin leerte y la verdad es que no se con cual quedarme, me gustan todos, por ser diferentes entre ellos, y sobre todo por los sentimientos que desprenden... Tienes mucho arte.
ResponderEliminarUn abrazo.
Bonito cuento Miguelángel, lleno de ilusiones ignoradas, de un amor en secreto. Me temo que si su brillo no le deslumbra terminará apagándose.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me gustó mucho, Miguel Ángel. Un cuento con mucho de realidad porque las luciérnagas existen y buscan enamorar a su príncipe.
ResponderEliminarAbrazos luminosos.
Es verdad, Blanca, cuánto tiempo sin verte. Aquí, allí te vi ayer.
EliminarSi estos amores es lo que tienen, Enmascarado, que sin luz, pierden el fuelle.
Lola, no hay luciérnaga que no lo intete. Y si la hay, que levante la mano, o que haga intemitencias.
Abrazos, muchos, o más.
Un magnìfico cuento. Enhorabuena.
ResponderEliminarun fuerte saludo
fus
Es un cuento precioso, con maravillosa escena final y aplauso del respetable.
ResponderEliminarVaya mi aplauso para la luciérnaga, que creí por un momento que se trataba de una persona de carne y hueso.
Felicidades.
Besos.
Un texto mágico, maravilloso, Miguel Ángel.
ResponderEliminarUn abrazo.
HD
Bienvenido, Fus. Me alegro de verte por esta, ahora también tu casa.
EliminarLaura, ciertamente es una actriz, de las de carne y hueso, de las de toda la vida, vaya. Quizá no supe dejar claro...
Gracias, Humberto. Ayer pasé por tu casa, pero don Blogguer se me puso chulo de nuevo. Estamos en tramites...
Un abrazo para cada uno.
El relato se lee estupendamente. Ese narrador nos lleva muy bien por la escena y los escenarios interiores de los dos personajes. El transito del escenario que como lector creo al principio que es de un cuento lo sabes llevar muy bien al del teatro. Por lo demás, pobres amores no correspondidos, siempre tan puros, tan inocente. Me gustó.
ResponderEliminarXimens, cuánto tiempo, te echaba de menos.
EliminarGracias por tu análisis. Aparte de que me halaga, me gusta ver con tus ojos lo que escribo.
Un abrazo, largo por si tardas.
Si comento no escribo. Si escribo no comento, Si leo no escribo, si no leo no escribo. En fin, me cuesta mucho poder corresponder a todos, pero no os olvido
EliminarEso mismo comentaba un día con Xavier y Xesc. Que al final dejas de escribir y leer para dedicarte sólo a comentar y contestar... Y no es plan, no.
EliminarUn abrazo, Ximens.
De nuevo la ternura. Registro donde evolucionas y revolucionas constantemente y donde otros, si lo intentamos, nos movemos como pez en aceite: fritos.
ResponderEliminarSiento la ausencia, pero otras cuestiones me han mantenido alejado del microverso.
abrazos.
Fernando, qué bueno verte. Ya me imagino. Anoche ya sé que fue genial. Me alegro. Me quedé con ganas de veros a todos. No recuerdo cuánto tardaron con la Alhambra, pero vamos...
EliminarUn abrazo fuerte.
¡Qué tierno y qué triste ese amor de personaje secundario invisible para el protagonista!Toda su historia anticipada en la primera frase. Me encanta.
ResponderEliminarUn abrazo
Así es, Nieves, los protagonistas casi siempre miran sólo hacia adelante y hacia arriba.
EliminarUn abrazo.
Descubro tu blog y me quedo entre tus letras, con tu permiso.
ResponderEliminarUn saludo.
Tienes mi permiso para quedarte el tiempo que quieras, María. Bienvenida.
EliminarUn saludo
Pobres de los que sufren amores no correspondidos, qué triste. Y que bien lo has contado, hay tanto anhelo que se sufre con ella.
ResponderEliminarBesitos
Sí, pobre luciérnaga. Pero un día se dará cuenta que al principe le quitas la capa, y tampoco es para tanto...
EliminarBesitos patí.
Un cuento bello, delicado, una delicia.
ResponderEliminarAbrazos.
Tal y como lo dices, aún lo parece más. Gracias, Sara.
EliminarUn abrazo.