Yo sólo quería pedirle
que nos perdonara la hipoteca a cambio del piso. Que me la condonaran, como se
dice ahora. Sólo eso. Total, ahora, a fin de cuentas, ya no vivimos allí. Yo
estoy aquí y ella con los niños en lo de mi hermana. Fui bien peinado y
afeitado. Le hablé amablemente, con palabras cuidadas, educado. De usted todo
el tiempo. Le expliqué lo del paro, lo de la caravana prestada en la que estábamos,
el frío; en fin, ya sabe. Y lo primero que hizo fue soltar una de esas sonrisas
que ni son sonrisas ni nada, de las que escupen desde arriba. Después carraspeó
y ahí cogió carrerilla y se puso a vomitar números, leyes, normas y palabrejas
rebuscadas sin venir a cuento. Resumiendo, que le partí la cara. Luego vino un
relamido, otro lameculos con corbata parecida, a poner paz. Y se la partí
también. Ya sé, ya sé que no estuvo bien. Pero ahora me alegro. Porque a eso iba, dígame
usted señor juez, ¿no podría conseguir traerme a mi mujer y a mis niños? Nada,
para que disfrutaran también ellos, siquiera una semana o dos, de este hogar
con calefacción.
Esta es mi segunda aportación en esta Primavera de Microrrelatos Indignados 2013. Donde Miguel Torija, de LA COLINA NARANJA, Rosana Alonso, de EXPLORANDO LILIPUT, Anita Dinamita, de RELATOS DE ANDAR POR CASA y Rosario Raro, de PLIEGOS VOLANTES, siguen siendo reponsables, impulsores, organizadores... Enhorabuena por cómo esta yendo.
Como la vida misma. Un relato que pone la piel de gallina y tan real que duele.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Un desahogo agustito, en estos casos, sólo es fruto de la desesperación,esa que sólo sabe quien la padece.
ResponderEliminarTus letras bien desarrolladas ponen los puntos sobre las ies sin pasar desapercibidas...
Buenísimo, amigo
Besicos desde mi alambrada.
No me extraña que les partiese la cara...Duro relato llenito de esa ironía tan tuya.
ResponderEliminarBesos indignados desde el aire
Sí, exagerado, pero real a más no poder, Nani.
EliminarDesde luego, aunque no es el camino, a gusto se quedaría por un rato.
Ya, es que hay algunos con traje que...
Tres besos apretaos.
Pues como están las cosas, al menos en México hay quien prefiere la "comodidad" de la cárcel.
ResponderEliminarSaludos.
No quiero hacer apología de la violencia, pero yo me asombro cada mañana de las caras sin partir que vemos día tras día. Narrado con maestría, Migueángel, como nos tienes acostumbrados.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si, la carcel es una solución, caliente y comida diaria; el problema, creo, es que hay gente buena que está acostumbrada a resolver sus problemas; gente que cuando está desesperada, y tanto, no puede ver que la carcel es una solución para ese día a día que tanto mata.
ResponderEliminarPero... cuando corra la voz........
Qué triste, verdad José Manuel que así sea?
EliminarJajaj, sí, si en el fondo tendrían que dar las gracias muchos por no tener la cara partida.
Pero es deprimente que alguien acabe prefiriendo el calorcito de la cárcel, verdad?
Un abrazo o más.
Don Flores, a pesar de tu narrativa alegre y distendida, tu microrrelato muestra una penalidad por desgracia muy real y del día a día. No está bien partir caras, pues luego sale caro, pero... al paso que vamos.
ResponderEliminarComo siempre un placer leerte.
Un abrazo, Don.
Qué bien contado, Miguelangel. ¡LO que si espero es que metan a unos cuantos que me se yo entrerrejas!
ResponderEliminarMiguelángel no es por desanimar al hombre, pero no sé, después del saqueo que ha habido y hay, sé que en la cárcel no hay agua caliente, ni calefacción y si me apuras comen menos porque dicen que no hay dinero para eso.¡Eso sí, aunque no soy de violencia, por lo menos el hombre se ha desahogado!
ResponderEliminarMe he divertido imaginando la escena de los puñetazos, aunque no me gusta el motivo, nada de nada.
Besitos
olé y olé por el hombre.... si nos quieren meter en el cárcel por señalar (escrache) habrá que darles antes unas palmaditas con la mano abierta... al menos te desahogas... yo tengo unas cuantas caras a las que les daría a gustito a gustito... la saenz de santa, la cospe.... uf, lo pienso y hasta me pone
ResponderEliminarun besazo
Pues no sé si será una buena solución, pero ante nada... Es una pena que esta situación pueda resultar tan verosímil. Como siempre muy bien llevada, con diálogos cercanos, con personajes de carne y hueso (en este caso, seguro que más hueso que carne).
ResponderEliminarUn abrazooo, Miguelángel.
Ya sabía yo, que ¡también lo habías clavado!. Utilizas tu fina ironía y tu humor negro para sacar a escena a un hombre que harto de tantas penalidades no tiene contemplaciones y parte dos caras. Sólo discrepo en lo de la cárcel, porque al ser estatal, pues ya se sabe... que tiene más recortes que los recortes de las formas en las misas de los domingos. Y no es que vaya a Misa a menudo pero es que esto me ha recordado que el 18 de mayo está encima, y sigo sin saber qué narices quiere el cura ese sábado para que mi niño haga la comunión al domingo siguiente ....ya, que me voy por las ramas, es que con tanto desahucio y tanta pena ¡hoy me he dado a la bebida! y estoy cansada, sin mucha fuerza...desinflada diría yo, pero he venido a decirte, tarde pero segura, que tu micro me gusta y que como siempre...es un placer llegar hasta tu casa. ¿Mucho rollo? ....es la cerveza ...bueno, el par de cervezas...vale...fueron tres. Besos.
ResponderEliminarMe ha gustado, Miguel Ángel, sobre todo por el final. Buena historia.
ResponderEliminarSaludos
Me ha gustado porque tiene muy poco de ficción,
ResponderEliminarUn abrazo.
Camino de ello vamos. Cuando jugamos al Monopoly la casilla de la cárcel era la mejor una vez avanzado el juego. Triste y simpático tu relato. Muy bien llevado.
ResponderEliminarTraspasa el alma la tristeza que rezuma, tan real, tan cercana...Un abrazo.
ResponderEliminarUn micro muy bueno, Miguelángel, que me lleva a una reflexión que hace un tiempo compartíamos con Manu Espada. Si en este país los ciudadanos tuviésemos el apego -y la posesión- a las armas de los americanos, ¿cuántos de los suicidios hubiesen acabado de otra forma?
ResponderEliminarUn abrazo.
A medida que vamos leyendo vamos sintiendo el dolor de la realidad del protagonista, tal vez por eso no nos sorprende su reacción violenta, hay que tener mucho temple para soportar esa burocracia absurda y la frialdad de algunos.
ResponderEliminarMe gustó especialmente la descripción que haces de cómo el protagonista expone su situación.
Enhorabuena.
Sí, a eso vamos a llegar. Y si no, al tiempo.
ResponderEliminarBuen reflejo de la actualidad.
Abrazos indignados.
Tu relato fresco lo aligera pero encierra un dolor que es muy real.
ResponderEliminarAbrazos
Vaya, osea que lo de la "dación" en pago era eso...
ResponderEliminarSe te debe quedar un buen cuerpo...
Muy bueno Miguel Ángel.
Un abrazo.
Duro relato Miguel Ángel, pero se tuvo que quedar muy tranquilo, sí. Me gustó mucho eso de esas sonrisas que escupen desde arriba.
ResponderEliminarUn abrazo