Tranvia de San Francisco |
Ocurrió cuando me disponía a bajar en mi parada y justo en ese
momento tú te ponías de pie para la siguiente. Casi más que tocarnos fue
intuirnos, pero toda mi atención se concentró en esa porción de mí que apenas
te rozó, y sentí inmensamente definido ese trocito de tu carne. Y nos miramos
un instante antes de que yo bajara.
Los dos sabemos de sobra que fue casualidad. La misma que
ahora buscamos a diario cuando paso cerca de ti, sin que haga falta, al tiempo
que tú te levantas sin necesidad.
Con este micro (y con otro que colgaré) participé en la 6ª edició de Relats Curts de TMB (Transports Metropolitans de Barcelona).
Casual o causal qué más da, una vez brota la chispa, no hay quien apague la llama...
ResponderEliminarPero a veces, Odys, ni se apaga ni se prende, se enquista.
EliminarAbrazos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarEsto parece un damero de caras sonriendo...
EliminarDebe de ser que hoy no solo tú tienes problemas con esto de la técnica y la programación.
Un abrazo y disculpa.
(Elimina tantas "Piedras" de tu blog)
Petra, chiquilla, !lo que te gastas en fotos!
Eliminar:-)
Jjajaja, si ahora elimino lo que sobra no se entenderían los comentarios, así que lo dejo... Qué graciosas las dos.
EliminarAbrazos a repartir.
Hola de nuevo. Ahora sí. Ahora lo leo... y no es de "casualidad".
ResponderEliminarMe gusta cómo en dos movimientosde de personajes dejas perfectamente reflejado el ambiente tan característico, la esencia de los medios de transporte interurbano: sentarse y levantarse, ocupar o ceder un asiento, esquivarse o rozarse...
Y ese romanticismo descrito mediante imágenes me ha encantado: "cuando paso cerca de ti, sin que haga falta, al tiempo que tú te levantas sin necesidad".
Una historia perfectamente ambientada: vemos la pareja y el tranvía.
Un abrazo, Miguelángel.
Gracias, Petra, por el comentario, y por el ratito de antes. Sí, es típico de los metros y buses, la gente, además, evita rozarse a toda costa, una cosa...
EliminarAhí hay tema. Seguro :-)
ResponderEliminarGran micro, Miguelángel.
Un abrazo.
O no. No te creas, MJ, esto a lo mejor es ya todo un mundo para ellos.
EliminarEl abrazo para ti. No el tuyo, que ese me lo quedo, otro.
me encanta...
ResponderEliminarCuñaooooooo... qué alegría verte por aquí. Aunque se que entras a veces a hurtadillas.
EliminarUn besazo.
Una casualidad suave, de esas que se sueñan..
ResponderEliminarBesicos
Qué bien lo defines, Cabopá, de esas que se sueñan...
EliminarUn abrazo.
Don Flores, las casualidades dicen que no existen. En este relato queda claro que no. Intuyo que si estos dos no se deciden a dar otro paso, se van a quedar haciendo el "tonto" mucho tiempo. Hay atracción, eso se nota.
ResponderEliminarUn abrazo, Don.
Es verdad, Don, pero realmente a lo mejor no necesitan más. Es más, a lo mejor van más allá y se estropea. Y entonces matan la mariposilla esa de cada mañana. Imagínate, ir al trabajos con mariposillas, qué gozada.
EliminarUn abrazo, Don Jarque.
Es que al final somos eso, moléculas en suspensión que se alían según las necesidades.
ResponderEliminarUn abrazo
Ahí las dao!!! Moléculas que se achuchan, y llegado el caso, se ponen berracas...
EliminarGracias, por venir, Mei. Un abrazo.
Jope, que raro que soy. Pues para mí tus protagonistas son un hombre maduro y una mujer joven. Ella se levanta para dejarle el asiento. Claro que esa casualidad que ahora buscan puede que tire por tierra mi teoría, y simplemente, ambos necesitan el cariño, pero son tímidos. Por cierto, creo que es "de sobra" y no "de sobraS".
ResponderEliminarNo la tira, hay jovenes a las que les gusta mayores, y viceversa; bueno, más bien viceversa.
EliminarOye, Ximens, me he estado mirando lo de "sobras", y creo que tienes razón. A mí me suena de maravilla, pero porque es un catalanismo muy común. Ahora mismito lo cambio. Gracias y un abrazo, maestro.
Preciosa casualidad que les hace "erizarse de felicidad cada vez que se encuentran", o puede que se busquen a diario, con un roce, con una mirada, con un reojo, con un ladeo de cabeza....¡muy chulo Miguel Angel!.
ResponderEliminarLeeré los ganadores de ese concurso a ver qué otras "casualidades" encuentro.
Un abrazo
Me gustó, creo que has manejado bien varios elementos, desde la erótica de lo sutil a la inocencia de la esperanza.
ResponderEliminarCreo daría para una bonita historia.
Un abrazo.
Jo, Enmascarado, creía que la historia ya era esta...
EliminarMe gusta que destaques lo de la erótica, yo también lo veo.
Otro abrazo.
Ya han entrado en la rutina y ni siquera se concen!!! Hoy tengo un día tonto, que se le va a hacer. Solo veo desgracias.
ResponderEliminarUn beeso
No, rutina, no, piensa, Paloma, si ya te has recuperado del día tonto, que nunca dos roces son iguales... Y menos si concentras en ellos toda la ilusión del día.
EliminarUn abrazo.
Yo los veo un poco atascados repitiendo una y otra vez la misma escena... tal vez por timidez no son capaces de dar un paso más para acercarse. Eso pasa mucho en los transportes públicos, esos encuentros fugaces que se repiten y repiten...
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí, pero lo dicho, Sara. Esos encuentros fugaces pueden formar toda una relación en toda regla por mucho tiempo, con sus achaques y enfados, y sus crisis. Esto me está dando para otro micro...
EliminarUn abrazo, Sara.
Ultimamente ando a vueltas con un error que me borra el comentario. Te decía que buscar la casualidad de nuestras acciones puede ser buen remedio para ahuyentar la timidez. Porque también creo que son algo tímidos, y que van a pasar media vida buscándose en el metro...
ResponderEliminarMe ha gustado Miguel Angel, y leeré los ganadores del concurso.
Un abrazote.
Ya has visto que no se borró, Laura. Me gusta mucho lo que dices en tu primer mensaje, es todo un mundo realmente. Y, timidos? Yo creo que no se trata de timidez, se trata más de querer saborearlo. Como los helados, que se pueden comer a mordiscos o a lamentones.
EliminarUn abrazo, bueno, en tu caso, dos.
Lo que cabe en el breve espacio. Espero leer el siguiente.
ResponderEliminarEste muy sutil y táctil.
Abrazo.
Espacio del micro o espacio del metro, Antonia?
EliminarEn unas semanas lo cuelgo, tujuru.
Abrazos
Ambos espacios, por ahorrar.
EliminarPara largo me lo fías, pero te tomo el jurament y el abrazo.
La magia del instante y del roce, como la magia de tus palabras enfocando el instante. Siempre hay un optimismo de fondo que arranca una sonrisa al lector. Me gusta visitarte.
ResponderEliminarAbrazos
Gracias, Susana, y a mí que lo hagas. Y lo sabes. Me gusta lo de la sonrisa, me deja a gusto.
EliminarUn abrazo grande.
REcuerda a la cancíon de Serrat Mírame y no me toques, donde la magia se rompe en cuanto se va más allá de la mirada o esa intuición...
ResponderEliminarMe encantan estas situaciones, me encanta tu micro!!!
Ves? de eso hablaba más arriba. A veces estas relaciones dan para mucho, sin necesidad de más. Hasta que un día, como si fuera una relación al uso, se produce la ruptura y ya no hay más miradas. No, si al final escribo otro.
EliminarGracias, Sigrid, por venir y comentar.
Sí, es que has retratado ese puntito de anticipación, de lo que puede o no ocurrir, pero qué más da, lo bueno está en ese momento.
ResponderEliminarNo sé si te lo he dicho pero escribe muy "guapo"
Besitos
¡¡Es un buen día !!, has recibido un regalo en mi blog. ;) Un abrazo Miguel Angel ....
ResponderEliminarMe ha gustado ese instante, en las miradas, el roce... Luego, quizás, algún día tengan que cambiar de línea de autobús, o incluso de medio de transporte. ¡Esperemos que se encuentren!, aunque sigan bajando uno antes que el otro.
ResponderEliminarUn saludo
Me ha encantado.
ResponderEliminarSoy una romanticona.
Isa.
Buscar el roce, buscar el cosquilleo en la piel, el pespunte del deseo, ya no es algo casual, pero sí viene de la casualidad causal.
ResponderEliminarMe gustó mucho.
Abrazos, cinco.
Buenísimo. Tras tropezarme con este micro ya puedo dormir satisfecho.
ResponderEliminar""toda mi atención se concentró en esa porción de mí que apenas te rozó, y sentí inmensamente definido ese trocito de tu carne."""
ResponderEliminar¡Qué maravilla!
Un abrazo
Torcuato, gracias por venir, es un honor verte por aquí. Siéntete en casa.
EliminarAbrazos.
Que bonito, me encanta la casualidad como tu la llamas, ese umbral que no debe traspasarse porque se rompería la magia, perdon la casualidad...
ResponderEliminarQue bonito, me encanta la casualidad como tu la llamas, ese umbral que no debe traspasarse porque se rompería la magia, perdon la casualidad...
ResponderEliminarNo sé que he hecho pero lo he puesto 2 veces. Sólo para que veas que me gusta de verdad.
ResponderEliminarAh! que me falta el acento en el perdón. Que aquí entra mucha gente...
No sé que he hecho pero lo he puesto 2 veces. Sólo para que veas que me gusta de verdad.
ResponderEliminarAh! que me falta el acento en el perdón. Que aquí entra mucha gente...