El abuelo siempre hablaba de aquellos años, donde el futuro era
color de rata, decía. Me contaba que por entonces los jóvenes tenían que emigrar para asegurarse un futuro, y que lo de
estudiar era sólo casi para señoritos. Que los ricos eran muy ricos y que
muchos de los que no lo eran, vivían de beneficencia; o de la caridad de los primeros,
a los que les encantaba jactarse de ello. Que los que trabajaban no podían
permitirse lujos, pero eran muy afortunados por tener con qué mantener a su
familia, y a alguna más. Que continuamente la vida se encarecía al tiempo que
los salarios menguaban. Que uno pagaba hasta para ir al médico. Que lo de tener
casa propia era un sueño, al alcance de pocos, que podía acabar en pesadilla
para muchos. Que los políticos hacían como que hacían para cambiar las cosas,
para así no tener que hacer nada por cambiarlas. Que las leyes casi siempre
beneficiaban al poder, no a los justos.
Mi abuelo hablaba con indignación de aquella época plagada de
injusticias que le tocó vivir, en la que el pueblo apenas tenía derechos,
mientras el rey apuntaba para otro lado. Cierto es que a lo mejor chocheaba un
poco, pero quizá era verdad que a principios del siglo veintiuno las cosas eran
así.
Esta es mi propuesta para la tercera y última Jornada de la PRIMAVERA DE MICRORRELATOS INDIGNADOS, promovida por Miguel Torija y Rosana Alonso. Desde aquí mi enhorabuena a ambos por la tremenda repercusión que ha tenido su iniciativa a lo largo de estas tres semanas.
Qué razón tenía el abuelo!
ResponderEliminarQué razón tendrá cuando llegue a contar a ese nieto al que aún le queda tanto por nacer...
EliminarUn abrazo, Mei.
¡Qué lujo, ser la primera!
ResponderEliminarMuy bueno. Lástima que sea así. Además, para mí que el abuelo no chochea.
A ver cuando me haces caso y publicas más cosas que tienes por ahí.
Por cierto, gracias por el blog.
Un beso.
Isa
Isa, y tú eres de mates? Eres la segunda. La primera es cuando no hay nadie delante.
EliminarPero me da igual el lugar, me gusta verte por aquí, casi lo mismo que a ti verme por allí.
Un abrazo grande.
Y a mí me gusta veros a los dos por aquí, por allí, por allá.... por encima, por debajo... veros borrosos, o dobles... ;)
EliminarMiguel, chochea el rey y muchos más... Si se fueran algo ganaríamos.
ResponderEliminarUn saludo indio
Mitakuye oyasin
Sí, los que chochean deberían retirarse a tener una vida apacible y no empeñarse en joder la de los demás.
EliminarAbrazos en indio.
Don Flores, espero que espejo que refleja esta situación comparándola con la que vivieron nuestros abuelos, no pase por la guerra que ellos vivieron. Solo nos faltaba eso.
ResponderEliminarUn buen micro indignado.
Un abrazo, Don.
Espero, Don, espero y deseo. Lo que está claro es que en derechos laborables nos parecemos casi más a la época de juventud de mi padre que a la mía...
EliminarAbrazos.
Un buen relato de indignación, quizás un poco catastrofista, los que ya somos un poco mayores sabemos que nunca nada será igual...Mi abuelo,el padre de mi padre,lo pasaron peor que lo hemos vivido los nietos, los hijos, ahora padres de otros hijos, pero sí si estos tienen hijos que serán nuestros nietos, a ellos tendremos mucho que contar...
ResponderEliminarAy, amigo espero no haberme puesto muy "espesa"
Pues no que me olvidaba de dejarte BESICOS
EliminarEspérate, Cabopá, esperate, que todavía estamos muy a principios de siglo...
EliminarA mí no se me olvida, besicos patí.
No, no, este abuelo no chochea y dice bien como era ese futuro: color de rata. Sabe muy bien de lo que habla y lo que cuenta es la pura verdad.
ResponderEliminarBesitos
El título y el remate final, perfectos. Y sí, el rey apunta a otro lado. Tarde, pero yo también me pude sumar a la iniciativa de Miguel. Abrazos desde la alambrada.
ResponderEliminarPerfecto un relato que retrata cualquier época pasada y presente-
ResponderEliminarCon este, de color de rata. Magnífica metáfora
Un abrazo
Todo es cíclico Miguelángel, tu abuelo, como mi padre, que ya lleva viviendo el segundo ciclo y que en poquito se equivoca.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué buen golpe, pensaba que tú abuelo era tu abuelo y resulta que a lo mejor ese abuelo podrías ser tú mismo...
ResponderEliminarGracias Miguel Ángel, voy a visitar más blogs indignados que me quedan unos pocos...es que me despisto y me pierdo.
Abrazo
Me gusta tu micro, ese abuelo y su intemporalidad...
ResponderEliminarUn beso.
Ya he aprendido...
Buen recurso para decir que se nos escapa entre los dedos todo lo que habíamos conseguido para vivir dignamente. Pero debo decirte Miguel Ángel, que aunque me gustaría (sabe dios que es así aunque mi fe sea inexistente) no me atrevo a creerme tu micro, pues lleva implícita un canto a la esperanza de que algún día esto puede cambiar, pues el nieto de tu relato desconfía de las palabras de su abuelo y eso solo puede significar que su vida es mejor de lo que cuenta su abuelo...
ResponderEliminarun abrazo, hoy indignado y machacado de tanto golpe bien dado.
Sí señor, Miguel Ángel, un abuelo indignado. Al parecer, al contarlo casi como batallita, se salió de ésta... ¿cómo?, pregúntale, tú que lo tienes a tiro de pluma.
ResponderEliminarMuy buen relato. Un abrazo.
¡Cuánta razón tiene el abuelo! El panorama de principios de siglo es desolador.
ResponderEliminarUn abrazo, Miguelángel.
Uf!, que color de rata ha sido desde que el afán de dominio y de poder se asentó en la civilización humana, o sea, casi desde siempre. Parece que la humanidad replica una y otra vez el mismo error.
ResponderEliminarTe dejo un saludo fraterno desde el confín austral.
Pero qué razón tiene el abuelo!!!
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario... me has hecho sonrojar.
Me quedo cerquita.
Un abrazoo
Me encanta el "futuro con color de rata" y la memoria del siglo XXI, inicio y cierre espléndidos de un micro que refleja con una efectividad asombrosa el salto del tiempo, la denuncia generacional.
ResponderEliminarAbrazos
Me ha gustado mucho tu relato (nada lo que cuentas). Es curioso que para los que tenemos una cierta edad nos has remitido a la infancia de leche americana y rosarios. Joder, hemos luchado 50 años para nada. Y sí, mucho me sospecho que esto es lo que quieren si les dejamos.
ResponderEliminar"Color de rata" Lo dices todo en esta frase. Un micro muy, muy bueno, aplicable a cualquier inicio de siglo...Espero que el futuro de nuestros nietos sea más color pastel.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Me ha encantado Miguel Angel, retratas los principios de siglo de una forma feroz, pero real. Es una pena que no chocheara, y que los esfuerzos de tantas y tantas personas se vean mal-compensados por los destrozos de otros.
ResponderEliminarOí una vez que era este el siglo de la tercera guerra...me pregunto si me quedará el tiempo suficiente para no vivirla.
Un besote Miguel Angel. ;)
Qué curioso, mi abuelo, tu padre, también hablaba así de principios del s. XX; y cuando me contaba a mí se me hinchaba el corazón, que sólo oía lo que no se decía: la solidaridad, el afecto, los lazos tan fuertes entre vecinos, paisanos, allegados o simples conocidos. Qué pena que necesitemos ser pobres color de rata para que eso florezca. Pero aún así yo prefiero un mendrugo de pan rodeada de calor que una pantalla de plasma y estar más sola que la una.
ResponderEliminarTu sobri que te quiere.
María José.
Es increible.
ResponderEliminarCuando he empezado a leer he pensado en el abuelo, en mi abuelo, y lo increible es que la historia que nos contaba el abuelo se la contaremos en primera persona nosotros a nuestros nietos.
Ellos sufrieron una guerra civil y nostros una guerra económica.
Un beso.
Otra sobri
No había leido este texto y me encanta, aunque no se si es mi padre quien esplica la historia o soy yo explicándole a mis hijos. Paradojas de la vida
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