La tía Aurora perdió el olfato en la guerra, siendo una niña.
Pero toda su vida fingió que olía. En su lecho de muerte nos reunió a todos en
torno a ella y lo confesó. Con mucho esfuerzo, y ya sin pudor, explicó que
jamás olió el pan de la abuela recién hecho. Ni los claveles que le traía doña
Matilde los viernes del mercado. Que ni tan siquiera los días de boda, ni en
los entierros, ni en los mantos a la Virgen, la embargó el olor de las flores. Que
las comidas las sazonaba por el color. Que por eso con los pedos silenciosos
del chacho Manuel, ella se reía más tarde que nadie. Jamás supo del olor del mar.
Olvidó cómo olía la tierra mojada, la leña ardiendo, los besos, la canela, la
dama de noche y las manzanas. Cada uno de nosotros se ausentó hacia dentro por
unos instantes, buscando algún momento de su vida en el que tía Aurora había
hecho con su nariz como si nada. Todos teníamos alguno. Al regresar junto a su
cama, volvías convencido de que la vida no es preciso oliscarla, sólo echarle
narices. Entonces tía Aurora, cerrando los ojos, aspiró como si oliera y, con
una sonrisa de Gioconda, murió.
Este es uno de los dos micros que envié a La Esfera Cultural, y que seleccionaron. Además esta semana ha sido ya publicado en papel. Pinchando aquí mismo, te lleva a ver la portada del libro y los demás seleccionandos, finalistas y ganador, entre estos, grandes amigos de esta casa y de este casero.
Tu relato de la tía Aurora es muy tierno, recuerdo su lectura...
ResponderEliminarEnhorabuena por la publicación
Besicos
Miguelángel, tu relato sabe a gloria, a pueblo, a familia, a campo, a tradición,... a vida. Aunque no huela a nada.
ResponderEliminar¿Quién necesita "olisquearla" si la narras tú?
Como siempre que te escribo, las teclas se mueven solas para lo que viene ahora: FELICIDADES.
Un beso.
Amparo M. A.
¡¡Qué bien!!, tengo que pedir el libro y así compartiremos lomo en una edición más. Jó, a veces los cojo y me hace una ilusión terrible estar entre vosotros. Tu tía Aurora es un texto exquisito y delicado, que me gustó muchísimo y que aún me gusta, Miguel Angel.
ResponderEliminar¿Comprarás el librito? ...un beso.
Como llego tarde a responder, pero me gusta hacerlo, lo haré de tres en tres para no alargarlo...
EliminarGracias, CABOPÁ, por acertacarte y por comentar.
Ay, cómo me mimas, PETRA, y yo que me dejo... Me alegro que te guste.
Por supuesto que me lo compro, LAURA. Y me gusta mostrarlo, y me hace gracia que a la gente le suene vuestros nombres de veros por aquí.
Tres besos en feminino.
Un relato tierno y de siempre. Felicidades por la publicación. Esta vez compartiremos libro.
ResponderEliminarUn saludo
Enhorabuena Miguel Ángel. Un relato con un par de narices.
ResponderEliminarTriple de besos.
Es estupenda la tía Aurora, ¡toda una vida de tierno pudor, regalando una complicidad que no sentía! Tus personajes tienen una dimensión excepcional, única. Se hacen inolvidables. Me alegro mucho de que se reconozca como merece, en concursos y ediciones.
ResponderEliminarVoy a cotorrearlo al FB.
Abrazos
Me alegra, MEI, lucirme a tu lado, qué bien.
EliminarGracias LOLA, que a ti te guste me llena mucho.
Muchas gracias, SUSANA. Ya lo vi cotorreado y te comenté lo que pienso. Me sonroja lo que dices de mis personajes.
Tres más, también en femenino (y los hombres?)
Ahora que lo releo, incluso me gusta más! Enhorabuena. Nos vemos en el libro de las narices :-)
ResponderEliminarUn abrazo.
¿Quien sabe? quizás en ese momento olió todo, sobre todo el cariño de los que la conocieron. Por eso y por el misterio puso esa sonrisa. Maravillosa tía Aurora, no podía tener otro nombre más luminoso.
ResponderEliminarFelicidades por la publicación.
Qué bonito relato Miguelángel, me ha olido a pueblo, a mis tías ya bastante mayores ellas, a buscar aromas de mi infancia, al incienso de los soldados romanos de la semana santa, a tantas cosas gratas...
ResponderEliminarMe encantó.
Un abrazo
Sí, SARA, no vemos en la publicación de las... Es ya el segundo que compartimos, no?
EliminarANTONIA, es que en defitiva es lo que merece la pena: dime quién te quiere y te diré lo que vales... (me lo acabo de inventar).
Qué bien lo resumes, ENMASCARADO (empezaba a pensar que este lo escribí sólo para mujeres). Me alegro haberte evocado todo eso.
Dos en femenino y otro en masculino.
Lo leí allí y me encantó. Merecido finalista sin duda.
ResponderEliminarNo tengo peros, sólo puedo decir que he vuelto a disfrutar leyéndolo de nuevo.
Enhorabuena.
Queremos más.
Un abrazo.
Cuando un texto te gustó, volver a leerlo siempre es un placer. El final me gusta mucho, es sonrisa de Gioconda y esa última aspiración de la vida. Estoy deseando tener el libro en mis manos y verme rodeada de amigos y de excelentes textos como éste. Un abrazo.
ResponderEliminarUna pieza estupenda, Miguelángel; que huele a tradición, a picardía, a lucidez.
ResponderEliminarEste micro tiene un gran poder evocador. Todos hemos tenido una tía Aurora, aunque fuese capaz de oler.
Un abrazo,
Gracias, FERNANDO, me alegro que no le hallaras peros... Jajaja
EliminarJo, MAR, es que me doy cuenta que estáis casi toda la gente que admiro y aprecio... Jo.
Efectivamente, PEDRO, todos la tuvimos, aunque olfateara y no se llamara Aurora, qué cierto es...
Dos en mascu y uno en feme.
Me gusta, me gusta como sazona según el color y me gusta la sonrisa enigmática se ese último suspiro.
ResponderEliminarBesos desde el aire
¡Uy! que triste... Pero me ha gustado.
ResponderEliminarUn saludo
Un micro de muchas narices! Merece la selección en la Esfera y su publicación en papel, y mucho más. Me gustó
ResponderEliminarROSA, qué bien que aprecies esos detalles, les da valor.
EliminarNo, HENRY, no es triste, para nada. Ella fue feliz, qué más se puede pedir?
Gracias, PABLO, me gusta mucho verte por aquí.
Abrazos (que son unisex).
Merecida selección, sin duda. Es un relato evocador y tierno y esa tía Aurora es un personaje inolvidable.
ResponderEliminarBesitos
Jope, me parece una maravilla de relato, lleno de evocaciones y con ese final de sonrisa de Gioconda ¡aplausos!
ResponderEliminarY abrazos
No es por ponerme pesado Miguelángel, pero es un detallazo para mi tía Aurora, que la quiero mucho y se entera ya de muy poco.
ResponderEliminarSi te pasas por mi blog, podrás encontrar un detallito.
Un abrazo.
ELYSA, me alegro que te guste. Tú que los creas tan vivos.
EliminarANITA, no me acostumbro a verte por casa. Me encanta sorprenderme cada vez.
Te debo esta, ENMASCARADO. En cuanto pueda...
Abrazos a los tres (ENMAS, tú te llevas beso y abrazo, míralo...)
Emotivo relato, con su brizna de humor familiar añadido. Quizás a ella no le importaba el olor de las cosas o de las personas sino su significado o valor.
ResponderEliminar¡Me ha encantado!
Voy con retraso en las lecturas pero voy yendo y... me ha gustado la tía Aurora, a la que le faltaban muchas cosas importantes, pero que evidentemente supo vivir. Me alegro por ella y por tu selección, muy merecida.
ResponderEliminarUn beso, Luisa
Encantador este micro, Miguelángel.
ResponderEliminarEs una gozada pasar por aquí y leerte. Nunca defraudas :-)
Un abrazo.
Efectivamente, GLORIA, lo más importante es la esencia de las personas, que no huele, se siente. Gracias por venir.
EliminarEso me pasa a mí a menudo, LUISA. Y a veces leo pero no me puedo para a comentar. Sí, yo también creo que supo ser feliz.
Para mí si que es una gozada verte por aquí, aunque sea cada cierto tiempo, MJ.
Un abrazo, personalizado, para cada una.
Miguelángel, tengo en mi mesa el libro. Es una gozada estar acompañándote. Ya no recuerdo si te comenté en su día, pero no importa, en esto de la relectura (y más en los micros) siempre se rebaña algo nuevo. Por ejemplo, ese "cada uno de nosotros se ausentó hacía dentro" es fantástico, en este caso como escritor has sabido sacar esa instantánea, ese querer recordar "cuando les afecto". Felicidades.
ResponderEliminarVaya, XIMENS, te has quedado desparejado (bueno, destrioriorizado).
EliminarVes, lo que le décía a estáis muchos de los que valoro, y me entra como cosquillas en la barriga. Me gusta, además, que destaques algo así. A veces, uno se queda con la sensación de si se entendió suficientemente lo que querías decir. Veo que tú sí. Y me alegro mucho.
Un abrazo individual (pero completo).
Miguelángel, no sé si te lo había dicho, pero es un micro muy bien cerrado, con la sonrisa de la Gioconda... buena imagen. Merecidísimo para formar parte de la colección Con un buen par de narices, todo un honor estar acompañándole.
ResponderEliminarUn saludo indio
Mitakuye oyasin
Qué bien que te guste esa imagen. Eso indica que más o menos expresa lo que quise decir. Yo aún no lo tengo. Estoy en ello, David.
EliminarUn abrazo.
Felicidades. Me gustó el texto.
ResponderEliminarGracias, Rufino. Y bienvenido.
EliminarSaludos
No lo había leído aunque tengo dos publicados en el libro, co menos éxito que tú, eso sí, pero entiendo porqué, ya que este micro es excelente. Enhorabuena.
ResponderEliminarCómo que con menos éxito? Si están publicados, es que tienen el mismo, como mínimo. Felicidades para ti también, Yolanda.
EliminarUn abrazo.