Lo encontró de pronto en el salón, abriendo y cerrando
cajones. Ella dio un grito. Luego se ajustó el batín y, conteniendo la voz,
dijo que quién era, que cómo había entrado y que por favor no le hiciera daño.
Él, sin dejar de rebuscar desesperado, la miró un instante, le contestó que si
se había vuelto loca y que cerrara la boca, anda; seguido, que si no había pilas
para el mando a distancia en esa puta casa. Desconcertada se alejó. Fue en
busca de la foto de su boda, la miró largamente. Entonces, después de vestirse,
se dirigió al juzgado y allí presentó una demanda de divorcio contra ese
extraño que era ahora su marido.
Con este relato participo por primera vez en el Vendaval de microrrelatos 2012. El enlace te lleva a ver todos los micros que se enviaron en las dos horas que teniamos de margen. O sea, es un vendaval que pasa en dos horas, pero que se queda para siempre.
Gracias a los organizadores y a los participantes del mundo entero.
Que extraño puede parecer alguien al que conocemos tan bien! Bien hilvanado.
ResponderEliminarA mí también me gustó la experiencia del Vendaval.
Un saludo
Un soplo muy bueno para tu participación en el Vendaval Miguelángel.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Qué triste es la metamorfosis que sufrimos..
ResponderEliminarUn placer leerte
Mei, ha sido mi primera vez, y ya no será la última.
EliminarGracias, Rosa. El tuyo no lo he visto, puede ser?
Aniagua, lgunos se metamorfosean más que otros, la verdad.
Abrazos
Ayer, no te vi pero hoy te leo en tu ventana, tú soplo es al vendaval tiene aire de esperanza, menos mal que la reacción es una buena decisión...¡Basta ya!
ResponderEliminarEn mi ventana está mi contribución al vendaval...
Besicos
Don Flores, un soplo con mucho arte el tuyo. Es un micro de olvidos que muestra esa enfermedad maligna que te arrebata parte de ti.
ResponderEliminarAyer no tuve tiempo para comentar en el Vendaval, pero fue una experiencia fabulosa.
Un abrazo, Don.
Ah, qué desencuentro. Emocional, desde luego. Una situación amarga narrada desde una ironía sin sarcasmo, una ironía que casi es ternura.
ResponderEliminarPrecioso!!!
En tu ventana estuve, Cabopá.
EliminarA veces, Don, la enfermedad sólo es la dejadez, o el desamor sin más.
Gracias, Patricia. Sí, así es: amargura, ironía, ternura. Y, coraje, quizá.
Más abrazos.
Qué bueno!! Y me lo había perdido entre soplido y soplido. Es original y surrealista. Y eso descoloca al lector, junto a una sonrisa. Luego piensas en el fondo de la absurda situación, en el verdadero significado que se oculta bajo ese humor irónico, y te da pena... Se refleja o palpita la cruda realidad de muchas parejas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Perfecta situación camuflada.
Me gusta lo cotidiano de la extrañeza. O la extraña cotidianidad. Probablemente no sea la primera vez ni la última. Tal vez al llegar al juzgado, si llega, tenga que volver a casa, si vuelve. O tal vez sea que en ocasiones a uno se le cae la venda de golpe y descubre qué extraño es todo.
ResponderEliminarAbrazos company
Eres fenomenal enfrentándote al cerco del tiempo. Y a la intimidad de los personajes.
ResponderEliminarAbrazos
Efectivamente, Petra, creo que con tus palabras das en el clavo.
EliminarExacto, Company. Qué bien te explicas, condenao!
Ay, Susana, me dice usted unas cosas...
Abrazos de calidad
Miguel Ángel, ojalá muchas víctimas de la monotonía y el desgaste (cuando no, de algo peor)en la convivencia en pareja, tuvieran la misma reacción que tu protagonista.
ResponderEliminarMe ha gustado.
Todavía no he tenido tiempo para leerlos todos. Pero lo leo aquí.
ResponderEliminarBuen soplo el tuyo, Miguelángel, me gusta mucho como esa sensación de extrañamiento nos habla del final de la pareja. Hasta que punto alguien a quien has querido se puede volver un extraño!
Besitos
Qué chulo!! me la imagino recién vestida en los juzgados y con la foto de su boda... me parece como el principio de algo.
ResponderEliminarBesitos.
Ah, la Mària.
Ojalá así fuera, Yolanda. A fin de cuentas, la vida sólo es una por cabeza.
EliminarLo gordo es ser un día de golpe consciente de todos lo que ha cambiado. Eso es lo gordo.
No me tientes, no me tientes, Mària.
Abrazos a las tres.
Chulísima aportación ¡buen soplo Miguel Angel!. Nos transformamos en extraños sin saberlo ...puede que sean las distancias o a veces los silencios ...
ResponderEliminarMe ha gustado un montón. Los estoy disfrutando ahora, un poquito después. ;)
Besos
Me encanta esa forma de reproducir el diálogo. Parece gracioso, pero es muy serio lo que cuenta. Me gusta la solución que le da ella al problema. Un abrazo
ResponderEliminarBufff, que bueno!
ResponderEliminarme ha encantado. ha sido una lástima no poder participar en el vendaval... pero el tiempo es caprichoso y no se deja atrapar cómo a uno le gustaría.
Un abrazo.
El silencio, Laura, el silencio es mortífero.
EliminarMuy buena observación, Nieves. Es de esas risas que se congelan.
Pues el año que viene, Fernando, te preparas y nos volamos juntos.
Abrazos.
Su decisión, lo mejor del relato, no hay porque aguantar a nadie que consideres extraño y no válido en tu vida.
ResponderEliminarSaludosss!!!
Es que es mala suerte que justo en la "Eurocopa" se gsten las pilas, y que hasta entonces no te des cuenta de los cajones que hay en una cosa, total para nada. Y ella que prefiere "sálvame", y que por eso se ha fundido el mando, sin miramientos, no se ha dado cuenta de que el marido ni se afeitaba ni había cumplido años, es lo que trae también el pluriempleo que no coinciden nunca. En fin, una pena, pero como faltan 2 años para el mundial, ese hombre encuentra las pilas. Se le ve mañoso y entregado. Espero que el batín no sea de boatiné , que hace calor.
ResponderEliminarMuy bueno tu estilo Miguel Angel, tus personajes viven.Un besote.
Antonia
Lo dicho, Gloria, tocamos sólo a una vida por cabeza, así que...
EliminarTe has montado toda una historia paralela, Antonia. Me quedo con lo de "tus pesonajes viven". Gracias.
Dos abrazos.
Cuando uno se da cuenta de que convive con un extraño, lo mejor es eso, solicitar el divorcio.
ResponderEliminarBuen soplo, Miguelángel.
Olvidé enviarte
ResponderEliminarUn abrazo.
Ay, ay, ay si tu te fueras sin dejarme tu abrazo... Gracias, MJ. Un gustazo verte en casa.
EliminarOtro abrazo yo.
Muy bueno, ya lo comenté en la página mencionada. Ahora a ver si te animas y se te ocurre algo igual de bueno (aunque con la mitad me conformo) y lo depositas en http://microrrelatonegrocarbon.blogspot.com.es/, pues es también tu espacio.
ResponderEliminarPor cierto, traete a los amigos que quieras.
Por supuesto, ya te he respondido en tu casa. Intentaré que sea, como mínimo, como este. La ocasión lo merece.
EliminarUn abrazo.
Muy bueno, Miguel Ángel. Lo has bordado.
ResponderEliminarAbrazos sin extrañamiento.
Me parece un relato de planteamiento muy inteligente. Nos llevas de la mano de la protagonista a estar tan asustados de ese extraño que revuelve nuestros cajones. Los diálogos directos incrustados se leen muy bien, te felicito. El resto ya sin comentario.
ResponderEliminarVenga, un abrazo.