Lo encontró de pronto en el salón, abriendo y cerrando
cajones. Ella dio un grito. Luego se ajustó el batín y, conteniendo la voz,
dijo que quién era, que cómo había entrado y que por favor no le hiciera daño.
Él, sin dejar de rebuscar desesperado, la miró un instante, le contestó que si
se había vuelto loca y que cerrara la boca, anda; seguido, que si no había pilas
para el mando a distancia en esa puta casa. Desconcertada se alejó. Fue en
busca de la foto de su boda, la miró largamente. Entonces, después de vestirse,
se dirigió al juzgado y allí presentó una demanda de divorcio contra ese
extraño que era ahora su marido.
Con este relato participo por primera vez en el Vendaval de microrrelatos 2012. El enlace te lleva a ver todos los micros que se enviaron en las dos horas que teniamos de margen. O sea, es un vendaval que pasa en dos horas, pero que se queda para siempre.
Gracias a los organizadores y a los participantes del mundo entero.