Yo había
visto algún dibujo de estos en un programa de sexología. Y anoche lo vi personificarse
sobre la cama.
Subimos la
cuesta cada uno por un lado. Y, aunque de vez en cuando nos miramos para coordinar
nuestras alturas, a veces jugamos a darnos ventaja y otras, a adelantarnos. Cuando
al llegar a lo más alto, los dos vértices se superponen, te miro y me miras en
un beso de cíclope, que diría Cortázar. Yo, ahora sí, resuelto a engullirte,
empiezo por la boca, que te dejas comer. Pero antes de llevarlo a cabo por
entero, voy venciendo mis mandíbulas, mis dientes pierden fuerza, y desfallecen
con un labio tuyo prendido entre ellos, a medio devorar. Y acabo dándote
besitos sin ruido. Como si después de llegar hasta arriba, bajáramos la colina
cogidos de la mano bajo el sol, sonriendo, igual que en una película cuyo
título no recuerdo.
Relato Seleccionado para aparecer en el libro RELATOS PARA MALALA, antología de micros del I Concurso de relatos Cortos sobre igualdad entre mujeres y hombres (ACEN). Este micro ya lo publiqué el año pasado, casi recién estrenado el blog, por tanto, casi nadie lo vio. Le lavé la cara, lo peiné con raya y lo envié al concurso; pues en este NO era imprescindible que fuera inédito.