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Las tardes de por
sí aquietadas de los domingos, amordazadas además por el calor de agosto, las
esquivábamos en el remanso grande del río. Allí los chicos, entre los que no
estaba bien visto tomar el sol tumbado en la toalla, nos retábamos para ser los
primeros en sacar del agua cualquier cosa que las muchachas lanzaran y se
hundiese: unas llaves, un collar, un brazalete. Al competir él y yo, como
líderes en continua rivalidad, siempre proponíamos complicar el juego, de forma
que tuviéramos que coger la presa sin manos y sacarla entre los dientes. Han
pasado muchos años y, aunque jamás hemos hablado de ello, sé, sabíamos
ambos, que era una manera de, en el fondo, comernos las bocas durante la
refriega, sin que nadie lo sospechara en la superficie.
Relato finalista en LA MICRO, en la categoría de castellano, del mes de diciembre, cuyo ganador fue Rafa Heredero. Pincha AQUÍ para conocer a los otros finalistas.