En los próximos días veremos fotos, vídeos y quizá crónicas del
evento, pero hoy, primero de todo quiero, agradecer lo de ayer.
Dar las gracias a la gran, no, enorme, inmensa, sobrepasada acogida que tuvo DE LO QUE QUISE SIN QUERER en Barberà del Vallés.
A Mariano Zurdo, al que agradezco su desplazamiento desde Madrid,
vía Valencia, donde también tuvo apuntalamientos para mi Elena Casero y su Donde
nunca pasa nada, y que tantas cosas dijo que me hicieron casi perder la
compostura nada más empezar.
Gracias a Ginés S. Cutillas, que hizo esa disertación tan
minuciosa sobre mi libro, al que vi sobre la mesa diseccionado como a un pollo
en la carnicería, con sus carcanadas, sus sobre muslos, sus alas, sus cuellos, pechugas e hígados. Todo por separado y rejuntado. Gracias por esa riña que
me echaste por ser tan mal aprendiz.
Gracias a las Pendientes de un hilo (Gema, Mònica y Júlia), a Maria Lesmes.
Al coro Set de Sol (del club de Tennis Sabadell) y a su director, Francesc
Membrives, que, todos juntos, y bajo la dirección artística de Júlia Lora, se metieron a
todo quisqui en la pechera desde el primer segundo que se levantaron de entre el público
y sorprendernos a todos. Como si de una “flash movie” se tratara, de esas que
te pillan en plena calle, el supermercado o en el metro.
A La Microbiblioteca, a Guri, Berta y todo el equipo, al personal
del bar, gracias por la paciencia de todos ellos, su predisposición, su
amabilidad todo el tiempo. Por hacer que uno se sienta en el salón de su casa.
A Diarium, por su implicación siempre con la vida en
diminuto.
Gracias a los que vinisteis de tan lejos, autores o no. A Ana
Fuster, la que más, que lo hizo desde Cartagena. No sabes cuánto te lo voy a
agradecer para siempre. A Iván Teruel, de Figueras, a Isabel, Esther, Paco y
Salva, de Puigcerdà. A todos los venidos de Barcelona, a Toni Vazquez, a Miguel Jimenez, Paz Monserrat, Xavier Blanco, Susana Camps, Marta López.
Perdón si me dejo a alguien, que seguro, qué apuro. A todos los que vinieron de
otras poblaciones cercanas o de esta, como Pedro Herrero, Antonia G. Lago, Francisco M.
Marcos, Xesc López, Fernando Martínez, Mònica Sempere... (otro perdón de autor
a autores).
Gracias a todo el público que se emocionó como yo, y algunos
más que yo. A los que tuvieron que mantenerse de pie por falta de espacio. A mis
compañeros de ex trabajo, a los venidos de Ca n’Oriac, a los amigos de toda la
vida, la que viene de lejos (ya sabéis quienes, la vida es la misma) y la de ahora.
A los que no pudieron venir, pero mandaban su energía, algunos
su corazón. Yo sentía un montón de bumbums aparte del mío. A los amigos de
Madrid, Pablo, Lola, Sr. Ximens, Amparo, Ernesto, Manuel, Esperanza, Gloria,
Jesús, Asúncion, Luis, Twanda, Juancho, no sé si me dejo a alguien, que a la
misma hora brindaban por esta fiesta de aquí en otra de allí. También me llegó
el chinchín de vuestras copas.
A mi familia, que siempre, siempre está ahí, lo haga bien o lo
haga mal, hermanos (los de sangre y los de ley), sobrinos, suegra, madrina. A
mi Toni, que estuvo todo el tiempo haciendo eso, de mi otro yo. No, mejor.
Y desde aquí, perdón y perdón a todos aquellos que por exceso de público y rebasando ya con creces el aforo máximo permitido, no pudieron entrar o tuvieron que hacerlo más tarde. La próxima vez, en una plaza de toros; eso, en la que la única muerte sea la mía, de gusto.