Ilustración de Sergi Cambrils |
Al verla lo vi claro, era el diablo. Labios rojos, vestido marcando
sus lunares y un perfume que enseguida te enmorcillonaba. Me acerqué y le dije,
mire usted, quisiera venderle mi alma. No, no estoy loco, pero no tengo novia,
ni creo que ya la tenga. Así que, lo mejor es que usted me lleve, y que haga
conmigo lo que quiera. No quiero morir sin más. Sí, esto que ve es lo que
parece. Es cosa de su colonia. Por lo visto es muy buena. Ahí sonrió. Cogiéndome
de la pechera, me sacó por la puerta de atrás. Entonces, descubrí su rabo. Me
lo arrancó todo. Todo. Feliz, quise darle las gracias. Pero no pude; por donde
me vació de alma, me había sorbido también la voz.
En Esta Noche Te Cuento, para celebrar las 666 666 visitas, alguien tuvo la demoníaca idea de hacer una convocatoria literaria con varias condiciones. Entre ellas: 666 caracteres, comenzar con A y terminar con Z, mostrarse el color rojo de cualquier forma, aparecer "la bestia" personificada. Yo quise estar. Y esto es lo que, endiablado, escribí una mañana.