Fotografía de Alessandra Sanguinetti |
Nos
mandaba al patio de atrás porque desde allí no se oía nada; solo a las
gallinas, que viven como si fuera a ser para siempre. Y era mejor salir que
pensar. A menudo jugábamos a las bodas y a ser marido y mujer de los de la
tele. Para los casamientos usábamos las flores traídas del cementerio, cuando
le poníamos otras a la abuela. Un día Amparito se colocó una venda en los ojos
para casarse. Yo me negué, pero dijo que así se había casado mamá, que se lo
había oído murmurar llorando, mientras fregaba la lápida la tarde anterior.
Entonces, sin apenas pensar, lo entendí todo.
Microrrelato inspirado en la foto, de Alessandra Sanguinetti, que proponía hace unas semanas ANA VIDAL en su Viernes Creativo. Puso como condición, esa vez, que no aparecieran adjetivos en el relato.