domingo, 21 de septiembre de 2014

En Camino Barcelona

Los doce alumnos, el profe (agachado a la derecha), un chico que pasaba por allí, que ha resultado ser también profesor (agachado a la izquierda) y yo (encajonado al bies)

El pasado jueves, 18 de septiembre, fui invitado a hablar sobre el microrrelato en general y más concretamente sobre los aparecidos en este blog. La invitación vino de parte de Miguel Torres, amigo mío desde chiquitos, y profesor en la escuela Camino Barcelona desde bastante menos.
Camino Barcelona es una academia donde imparten clases de español para extranjeros (que no sean hispanos, obvio). En esta ocasión había tres rusos (Luci, Diana e Igor), dos británicos (Daniel y Susy), una belga (Berenis), una alemana (Isabel), un frances (Teo), dos italianos (Nel.lo y Martina), un taiwanes (Chen) y un croata (Marin).
Yo, en mi empanada personal e intransferible, intenté explicarles mínimamente lo que es la microficción. Para a continuación, tras haber tenido dos días para pasear por el blog, pasar ellos a hacerme una tanda de preguntas, en las que me cuestionaban sobre expresiones que utilizo en relatos aquí aparecidos o, incluso, el significado total de algunos de ellos. En esta ocasión, y contando con la dificultad del idioma, les expliqué lo que yo quise contar, lo que partía de mí hacia el resto; pero también les dije que podía no ser lo más correcto, que en muchas ocasiones hay lectores que sacan una conclusión mucho mejor que la del propio autor. Porque como ya se sabe la microficción, como la poesía, tiene tantas versiones como lectores.
Para acabar, les propuse un ejercicio para elaborar en grupos de tres, en el que en menos de cincuenta palabras debían escribir un micro en los que aparecieran dos incluidas: alpargata (escogida por mí) y camino (que propuso el profe benévolo). El resultado fue sorprendente. Realmente, Miguel está haciendo un gran trabajo. Como ejemplo, intento transcribir aquí uno de los resultados.

PASOS 
Hay unas huellas en la arena que si las sigues llevan camino del agua. Pero, al llegar a la playa, no hay nadie, sólo unas alpargatas.

Pena me da que no sea  mío. 
Muchas gracias, amigo, por la experiencia. Chicos, fue un placer sentir el interés que poníais. Muchas gracias, Camino Barcelona.

1 comentario:

  1. Este es el tercer intento de comentarte!
    Que te decía que estás ya hasta en las escuelas! Este hombre es imparable! Felicidades por la trayectoria.
    Besos desde las Alemanias
    Mei

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