A mi hermana la perdimos esta mañana dentro de un paraguas
negro. Era del abuelo, del que se murió de pronto y sin ganas. Siempre está en
el paragüero de la entrada. Mi madre no quiere deshacerse de él; para no
olvidarlo, dice, o por si llueve.
Rosina lo cogió para jugar y mamá le chilló que ni se le
ocurriera abrirlo dentro de casa, que traía mala suerte. Pero ella, que ya lo
había abierto, con el grito se puso tan nerviosa que lo cerró estando debajo y la
tapó entera. Viendo que no salía, lo desplegaron y Rosina ya no estaba. Mi madre
se ha llevado una irritación de las suyas y tuvieron que darle Agua del Carmen.
Hay que ir a buscarla, dijo alguien. Y he ido yo, porque si no, me tocaba poner
la mesa.
Llevo rato aquí y aún no la he visto. Esto está lleno de
niños perdidos o fugados, jugando al escondite. Me he sentado a esperar a que
la encuentren o a que salga ella para salvarse. Entonces, me acercaré y le diré
que tenemos que irnos, que mamá casi se desmaya y que nos están esperando para
comer.
Relato ganador del Concurso de Microrrelatos "Los Niños del Paraguas", convocado para conmemorar el 25º aniversario de la creación de la Empresa Municipal Aguas de Cádiz, S.A.
Clica AQUÍ para conocer a los finalistas, entre los que se encuentra Patricia Collazo, presente en muchos concursos, y al resto de clasificados en las demás categorías.
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