Modificación sobre una imagen de la red |
Esperé a un día
de esos que el viento mueve las espigas como si fueran olas, le tapé los ojos y
la llevé ante el trigal. Mira, le dije, como el mar ese que dices. Para que
veas que aquí también vas a poder soñar cuanto quieras. Noté cómo se le desilusionaban
los ojos. Que no, que no era igual, que se parecía, pero que le faltaba el
color. Que sin lo azul nunca sería feliz, me dijo. Entonces, me dio mucha pena. La
seguí mirando sintiendo de pronto una compasión grandísima por ella, por toda la gente que distingue tan claramente los
colores.
Relato para ZENDA, convocatoria #UnMarDeHistorias
No hay comentarios:
Publicar un comentario
DESPUÉS DEL COMENTARIO, DIME SI ERES TÚ O ELLO. Gracias